Capítulo 12: Estrés pesado.

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Las manos de Katsuki se pasearon por esos muslos gruesos y suaves, la tela de algodón se sentía muy cómoda bajo sus dedos.  El aliento cálido y los gemidos de Izuku contra su boca era algo que amaba, por un segundo al rubio le dieron ganas de inclinar al Omega contra el escritorio y comer su coño.

Sin embargo, su mente pareció recordar el lugar en el que estaban, no podían arriesgarse a que alguien entrase y los fuera a encontrar en una posición o situación comprometedora.

—Deku, espera. —el rubio jadeó contra la boca del mayor y se separó un poco del beso, Izuku le seguía mirando con sus ojos brillando en deseo.

—¿Qué pasa Kacchan? —Izuku preguntó un tanto confundido, las manos del alfa amasaban suavemente su trasero teniendo cuidado de no lastimar la piel que todavía estaba un poco magullada.

—No podemos hacer algo aquí, puede que sea peligroso si alguien nos ve. —Katsuki razonó, no podía dejar a Izuku mal parado, y menos con una reputación destruida, aunque no sabía cómo era que el Omega se manejaba allí, pero no quería arriesgarse.

—Oh Kacchan ¡Eres tan lindo! —el pecoso abrazó al rubio colocando su cabeza entre su cuello, le encantaba su aroma, era delicioso.

—Estoy hablando en serio —el rubio gruñó, sin embargo, fue ignorado y el Omega siguió con sus mimos mientras ronroneaba, internamente Katsuki disfrutaba de esas caricias, pero no podía hacerlo por completo, la sensación de que alguien podría aparecer lo mantenía en alerta.

—Está bien, está bien. Te has puesto tenso y no me gustas así. —Izuku se bajó del regazo del alfa a regañadientes, pero tomó asiento en su propio escritorio cruzando una pierna sobre la otra—. Te ves tan guapo con traje, ¿Deberíamos de salir a un restaurante elegante la próxima vez para poder verte así de nuevo? También tengo otras ideas.

El pecoso se revolvió en su puesto mientras apretaba sus piernas, y Katsuki se preguntaba quién era el joven hormonal de la relación. Aunque Izuku fuera mucho mayor parecía un crío precoz, de alguna forma amaba eso, pues daba a entender que tenía una alma joven que siempre estaba dispuesto a "probar de todo".

—Tengo curiosidad de saber las perversiones en las que piensas, pero sabrás que no vine aquí por eso —el rubio tomó el contrato que había dejado sobre la mesa, un momento antes de utilizar ambas manos para acariciar esos muslos exquisitos del Omega, se los ofreció y el pecoso solo sonrió.

—¿Quieres que lo firmes? ¿Sabes lo que significa eso no? —ronroneó y tomó los papeles para darles una mirada por encima, sabía de antemano las decisiones de Aizawa en su búsqueda de reemplazo.

—Sé que pronto estaré trabajando aquí, bajo tu mando, es eso lo que te emociona ¿No? —Katsuki no necesitaba una respuesta para saberlo, era así, a pesar de que en la cama Izuku se exhibía ante el como un festín listo para comer, por fuera de eso.

Izuku era alguien importante y lleno de poder, uno que él mismo construyó desde cero, no se podía derribar tan fácil a una persona que ha tenido experiencia completa en un campo el cual domina con facilidad. La diferencia de estatus y poder era lo que llevaba a Izuku a la excitación en ese momento.

—¿Cómo es qué me conoces tan bien? —Izuku se bajó del escrito y buscó un lapicero, lo movió suavemente entre sus dedos sin dejar su sonrisa llena de éxtasis—, Aizawa es una persona perezosa, querrá dejarte casi todo su trabajo en cuanto tenga la menor oportunidad, y como mi mano derecha tendrás que estar conmigo en todo momento, todo el tiempo que yo te solicite y necesite.

Katsuki solo observó cómo el Omega jugó con el lapicero un momento antes de volver a sentarse sobre sus piernas, ésta vez, el mayor le daba la espalda mientras ponía su firma sobre las hojas. Listo, su alma, cuerpo y mente había sido vendido a un demonio con cara de ángel, ¿Como pudo caer en un engaño tan vil?

Sugar mommy. (Bakudeku./Omegaverse.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora