Y ahí estaba yo, con una sonrisa en mi cara. Una de verdad, como si estuviera escuchando mi canción favorita o leyendo mi libro favorito, me sentía bien, y además de eso me sentía en paz. Cuando miraba a Dalick podía ver un lugar de descanso, donde no tenía que preocuparme por el accidente, por el abandono de mi gemelo, deudas o que pensarán los demás de mi, con Dalick era simplemente yo y eso me gustaba.
Me gustaba sentirme en casa.
Su pecho sube y baja lentamente, estoy despierta hace unos 20 minutos pero no he querido despertarlo, realmente se ve bien así. Esta acostado boca abajo y su cara girada hacía un lado, no se por que tiene el torso desnudo pero no me quejo, y si tiene algo más desnudo las sabanas blancas lo cubren. Su cabello está alborotado, sus cejas despeinadas, a pesar de estar mas desarreglado que de costumbre se ve extremadamente guapo.
Mi estomago gruñe y decido ir a robar algo de la cocina de este chico. No se que me empuja a que le de un beso suave en la frente y despertarlo sin brusquedad. El pelinegro medio abre esos ojos negros profundos y me mira para posteriormente formar con sus labios una sonrisa reconfortante
-Buenos días a ti también chiquita- Su voz está mas roca de lo normal y me eriza la piel
-Voy por algo de comer a la cocina, se te antoja algo?
-Aparte de ti- Responde coqueto y provoca que me sonroje- Solo bromeo, adelántate y ya hacemos el desayuno juntos
Salgo del cuarto con una sonrisa boba pintada en mi cara.
Bajo a la cocina y al abrir la enorme lacena me quedo boquiabierta es realmente grande y hay demasiadas cosas. Una muchacha pelicastaña aparece en mi vista antes de que llegue a coger algo para empezar a preparar. Tiene uniforme de empleada a pesar de parecer extremadamente joven.
-Buenos días señorita- La chica me regala una sonrisa amble y sincera- Desea que le prepare algo?
-Oh no, no, yo puedo, muchas gracias- Intento apartarla amablemente de mi lado pero ella no cede y su sonrisa se desvanece cuando ve mi camisa, bueno la camisa de Dalick en mi.
Su aspecto cambia de manera abrupta, sus ojos ya no son brillosos si no más bien cristalizados, su postura perfecta ahora es una joroba, y todo esto me confunde de sobremanera.
-Kathe sabes que roncas?- Una voz masculina hace presencia en la cocina, me giro para ver a Dalick entrar, lleva puesto un pantalón gris suelto y una camisa negra igual de suelta, él es muy flaco y ese look lo hace ver extremadamente bien- Oh, buenos días Diana
Saluda amablemente a la chica y ella parece salir del trance en el que estaba y de inmediato empieza a sacar productos de la lacena mientras yo rodeo la isla para sentarme en uno de los puestos que la rodean. No tardo en sentir la cálida mano de Dalick tocando mi hombro, me giro para encararlo pero no me da tiempo de nada ya que está juntando sus labios con los míos.
-Buenos días cariño
Mi corazón estalla a mil latidos por hora y parece un sueño que esto este pasando pero me sobresalto apartándome de él cuando escucho el sonido de los cristales estrellarse contra el piso. Me giro para encontrarme con la dulce chica roja de la vergüenza mirando el suelo aterrorizada, ella acababa de hacer caer ese plato y ahora estaba en el piso en miles de piezas.
-Oh, estás bien?- De inmediato me levanto y me acerco a ella para ayudarla y me horrorizo al ver una cortada lo suficientemente profunda en su mano derecha como para horrorizarme por completo.
Sangre, sangre, no, de donde sale tanta? Es espesa, estoy cansada de su olor que nunca desaparece, la siento en mi, alrededor mío, no, no se va.

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Siempre junto a ti
Teen FictionKathleen Zalot es una adolescente que se ve obligada a enfrentar los problemas que le traen la relación que su hermana ha comenzado con un chico que parece ser agradable. Los problemas vienen al conocer la familia de este chico que parece ser lo que...