Todo en mi mente da giros inesperados desde esa noche. No puedo dejar de pensar en ella por más que quiera. Desde que la conocí nunca pude distinguir mis verdaderos sentimientos. Contemplar sus profundos ojos verdes cuando me miraban o querer siempre verla sonreír me hacía confundir.
Constantemente pensaba que no era necesario saber que me sucedía con ella, solo me quise enfocar en lo reconfortante que era tenerla como mi amiga.
Escucharla confesarse hizo que el molesto peso que sentía en mi pecho se desvaneciera con la lluvia. Ella pudo hacer que definiera al fin mis sentimientos. Sé que debo hablarle, pero por alguna tonta razón no encuentro la valentía que necesito.
Ya de nuevo es lunes. Volví a faltar 2 días a la escuela, definitivamente debo dejar de evadir mis responsabilidades. Al menos al fin tomé la decisión de hablar con Kai y terminarle. Espero que todo salga bien.
Unas horas después
Kai debe estar en el campus, pero no logro encontrarlo. Quizá esté cerca de la cancha, iré a ver.
Oh, ese es Kai. —Mirando fijamente. No podía creer lo que estaba presenciando. El dichoso novio perfecto estaba frente a mí besando a alguien más.
Quizá debía sentirme feliz porque todo se había hecho más fácil para mí, pero no podía sentir más que punzadas en mi pecho. Punzadas de dolor por una traición.
—¿Qué estás haciendo? —Le pregunté seriamente. Sinceramente pensé que se disculparía o trataría de buscar alguna excusa, pero...
—Jo, por favor. ¿No es obvio? —me dijo sin remordimiento alguno —Ya no podía más estar contigo. Honestamente sé que tienes tus propios problemas, pero tú y yo no avanzábamos.
—¿Y crees que eso te da derecho a ser infiel? —le dije decepcionada
—Todo es tu culpa, tu no me amas. Todos lo saben. —Se acercó a mí. —Además, todos saben que te gusta Abby. Todos, menos tú. —Me susurró al oído
—¡Aléjate Kai! No quiero volverte a ver en mi vida. Lo único que tienes de perfecto son tus actuaciones de niño bueno. —Me fui caminando.
No podía creer lo que me estaba pasando. Cada vez que confío en alguien termino peor que basura. —Empecé a llorar.
Luego de un rato algo llego a mi mente. ¿Por qué no vi a Abby en la escuela?
Debo hablar con ella, iré a su casa ya que está cerca de aquí. —Sequé mis lágrimas y me fui.
En la casa de Abby
Ya toqué el timbre varias veces, pero nadie abre. Qué raro. —Pensé. Una señora, creo que era su vecina, me saludó.
—Hola, ¿buscas a Abby? —me dijo
—Si señora, necesito hablar con ella. ¿Sabe dónde está?
—Ay, lo siento. Ellos temprano salieron para el hospital. Creo que Abby tuvo una recaída con su diabetes —me dijo muy seria
Mi corazón se aceleró y no podía pensar con claridad. A pesar de lo que sucedió entre nosotras, Abby lo es todo para mí. No puedo ni siquiera imaginar el hecho de que algo malo le ocurra.
Salí corriendo para el hospital y llorando con todas mis fuerzas, pero con la esperanza de que ella estuviera bien.
Es a esa rubia sincera a quien quiero en mi vida, a la única que quiero contarle de mis días buenos y malos. Abby sin duda alguna es quien mejor me entiende y no estoy dispuesta a permitir que alguien más lo haga.
Ahora todo estaba claro, lo que sentía antes cuando éramos amigas, era amor. Abby... por favor, espérame sana y salva para poder decirte que te amo.
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Púlsares
Ficção AdolescenteJosephine ama la complejidad de la astronomía y su historia se torna cada vez mas problemática cuando cierta rubia está cerca. ¿Será capaz Josephine de amar también la complejidad de su vida? Todos los derechos reservados.