La ruidosa vida cotidiana en las calles y el resplandecer solar dándole de lleno en la cara, le obligó a levantarse y como siempre, de mala gana.
Pero seamos honestos, siempre despertaba como de un perro rabioso en busca de un par de sandalias que morder.
Ni él mismo soportaba cargar todo el día una cara arrugada.
Aunque muy en el fondo, disfrutaba estar en el metro. No era un dolor de huevos y todo gracias a los santos audífonos, que bloqueaban cualquier ruido molesto de los transeúntes y lo reemplazaba por sus canciones favoritas de The Shadow Side de Andy Black.
Katsuki movía rítmicamente el pie derecho mientras estaba desparramado en el asiento del vagón.
La fecha estaba debidamente posicionada en el ambiente, la épocas otoñales estaban muy cerca, prácticamente a la vuelta de la esquina, y emocionaba a cualquier fanático del frío, o más bien, a cualquiera que valoraba no estar empapado en su propio sudor.
Por su parte, Katsuki se llevó puesta una sudadera negra, bastante normal para la ocasión. Al cabo de un rato, sacó de sus bolsillos una pequeña libreta de mano y una pluma partida amablemente por la mitad según él, para ahorrarle espacio.
Y mientras copiaba la forma en que se comportaban los pliegos del vestido de una señora, un chico con piel absurdamente hermosa y pálida literalmente arrancó su atención. La música sonaba, pero ya no la escuchaba. Los alargados párpados que protegían a los rubíes, se clavaron en la figura del propietario de su inesperado acecho y vió el perfil sosegado de un chico que aparentemente era menor que él.
El desconocido se estaba quedando plácidamente dormido.
Movió su cabeza a cada lado en forma de negación y lo ignoró. Regresando a su antigua labor de ir trazando las telas de-
Bien la señora se fue a la mierda... carajo, ahí va otro boceto sin terminar... Claro que no se quedaría quieta por siempre.
Pero debería, ¿qué le pasaba? ¡Aún no terminaba!
Volvió a mirar de reojo y los rojos propios no se querían separar del tierno peliverde.
¡Carajo carajo carajo!
El contrario pestañeó y se removió ante la intensa mirada que advirtió su cuerpo, haciéndolo temblar levemente, sus cabellos corporales se pararon en punta y un frío se coló por sus ropas muy a pesar de estar bien abrigado. A él no le importo y siguió ignorándolos en silencio completamente adormecido en su lugar.
Katsuki alcanzó a ver más verde en aquel serpenteo de pestañas.
Vaya, ojos verdosos...
Atravesó una lucha interna sobre seguirlo viendo o ya pasar a ignorarlo, definitivamente.
No lo quiso pensar demasiado tampoco, tenía una pluma, una superficie a la cual llenar y algo que llamó su atención, por lo cual terminó por dibujarlo. Claramente él no podía dejar pasar la oportunidad para practicar un pelo ridículamente esponjado y rizado, ¿verdad?
Con el tiempo contado, garabateó y retrató de la mejor forma que su mano y el tambalear del movimiento lo dejaban. Su objetivo era no perder ni uno sólo de los detalles que portaba ese chico que dormitaba con los brazos cruzados frente a su torso.
No recuerda haberlo visto nunca, pero con el análisis visual digno de un investigador novato (y con sentido común), asistía a su misma preparatoria. Fácilmente deducible debido a que andaba portando el característico uniforme propio de la Academia de UA.
Aparte de traer las dichosas prendas que lo delataron de su destino y procedencia, los complementos exhiben que al chico le gusta que lo miren. Con esos tenis saturados al máximo de color rojo y la sudadera tricolor de verde, azul y más rojo, hubiera sido un reto no verlo con semejantes colores andantes.
Katsuki jamás se había clavado en ver a alguien.
El reconoce las cosas que merecen su atención, como los cielos con tonos naranjosos, o los dobleces de la ropa y como se comportan con el actuar de la gravedad (como los de la señora "no soy una estatua") o animales que se encontraba en sus regresos a casa, al menos por su parte, los gatos le caían mejor. Como aquel tricolor, que cada vez que lo veía lo tranquilizaba en un parpadeo con sus maullidos insistentes de caricias.
Cualquiera que le observara, se sorprendería de la forma enfermiza en que imprimió su recién descubierta obsesión por rizos y ojos adormilados.
Cuando recobró la compostura y se acomodó mejor en el incómodo asiento, tragó saliva ante su repentina boca seca. Regresó su vista a su garabato y observó la hoja un rato. Un molesto palpitar le retumbaba por todos lados, sacándolo a una nueva conmoción, no entendía de dónde mierda había salido.
Sus falanges volaban temblorosos sobre el papel, siguiendo aquellos trazos recién hechos y sintiendo esa tinta relativamente fresca, pero con el suficiente cuidado de no arrancarla con su grasa corporal y provocar alguna mancha desagradable.
Algo estaba mal, pero no sabía el qué. Era un simple dibujo de un extraño que casualmente iba en su escuela, sin más.
El tren paró en dónde el cenizo tenía que bajar, se guardó la cosas en los bolsillos, se colocó la mochila en el hombro de manera tranquila, aunque no disponía de mucho tiempo para salir, pero sin querer llevarse empujones de la gente atiborrada que clamaban un poco de espacio para escabullirse del vagón y seguir con su rutina aburrida.
Katsuki se encaminó a la salida. Pero no sin antes pisar el teni rojo del menor, chilló y se asustó, pero lo despertó del profundo sueño que casi lo hace perder la parada.
•••••
¡Hola!
Recientemente leí un One Shot muy detallado y quise replicar la forma de escritura tan precisa, antes pensaba que ser demasiado "chorera" era una molestia, pero si a mi me encantó tanto detalle, pues a la mierda y yo también me aventuro por esas andadas.
Tarde mucho más en reescribir y editar, pero estoy satisfecha.Espero que les guste esta parte y las que vienen, y si lo sienten lento, pues se joden que no puede pasar todo de una.
:D
Bye bye
—Nao
✨
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◤ The Only Smile I'll Draw is Yours; KatsuDeku◥
FanfictionKatsuki pasa la mayor parte del tiempo con el entrecejo fruncido y la cabeza dentro de sus cuadernos de dibujo, hasta que ve a un peli verde adormilado en el tren y decide dibujarlo porque le pareció bonito. «Deku es como una obra de arte en un muse...