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—¿Te llegó otra carta? Bakugou-Kun? — Se asomó por encima de su hombro la de ojos claros.

Al menos su salón seguía vacío y no tenía que aguantar las miradas entrometidas de sus compañeros.

El rubio no tenía muchos amigos porque lo consideraban un busca pleitos, aunque él solamente se defendía del maltrato, siempre estaban pendientes de él.

¿Por qué simplemente no podían ignorarlo y dejarlo en paz?

Uraraka era de otra clase, aún así siempre lo buscaba y era lo más cercano que tenía a una amiga... patético ¿cierto?

Regresando a las notas, hace 2 semanas, comenzaron a aparecer cachos de hoja anónimas que encontraba en diferentes lugares.

Aún no tenía ni la más remota idea de quien era la mente detrás de tales discretos detalles.

Pero tampoco le importaba mucho, o eso quería creer. Al principio hizo lo que cualquier chico sin corazón hace, pasar de ellas.

Era cruel desde el punto de vista ajeno, recorría con la vista las oraciones sin mucho interés, arrugaba las delgadas hojas de cuaderno a cuadros y las botaba sin importar si la escritora lo observaba desde una distancia prudente.

Para Katsuki, claramente era una tonta broma del imbécil de turno. Nada serio de que preocuparse.

Simplemente no tenía sentido que alguien se tomara el tiempo para desearle un buen día, o que buscara elogiar su aspecto físico.

Pero por alguna razón, a Uraraka le interesada mucho saber de donde venían.

Métete en tus asuntos, cara redonda.— En cambio la castaña siempre lo observaba, sin importar cuantas veces la mandara a freír espárragos.

—Muy tarde, ¡déjame ver! — Hizo un arrebato y efectivamente, ya era tarde para quitarle el escrito a los ojos curiosos, iba a reclamar, pero ya no tenía sentido. La de chapas rosadas estaba leyéndola en voz alta, como si no tuviera suficiente de toda esa mierda.

—«Querido Katsuki,— recitó Uraraka con una tonta voz superflua — ayer pasé a un lado de ti en la cafetería y siempre había escuchado de tu increíble pasión por el dibujo, pero nunca los había visto. Son súper impresionantes.»

—Sé leer, eso fue jodidamente innecesario — Tomó el papel de vuelta y sin ningún cuidado, lo arrojó al cesto del salón.

Vamos, ¿no sientes ni un poquito de curiosidad?, digo, sobre quien las hace.— Zarandeó sus pestañas en espera de una respuesta por parte del chico frente a sus ojos.

No.

¿Por qué no?

Que molesta eres, maldición.— El oji rubí se acomodó en su lugar y mientras rezaba para que el maestro llegara y por fin le sacaran de encima a la chica de cabellos castaños, pero ella no tenía intenciones de rendirse.

Bakugou-Kun, yo no pienso que sean una broma, son muy delicadas como para que se tomen tanto tiempo en hacerte sentir... algo lindo?— No la miró, pero tenía su atención, como siempre.

Lo que quiero decir, es que alguien está interesada en ti y... —Su nariz comenzó a enrojecerse y advertía un posible aguacero en sus luceros— con eso en mente, ¿Qué harías si supieras quién es?

Nada. — Miró por la ventana para perderse un momento en sus pensamientos —Esto no va enserio, relájate.

—Mmm, que necio.—Murmuró, pero no fue lo suficiente bajo y llegó a oídos de Katsuki.

Recibió una mirada furiosa por su comentario.

—¡Dios! ¡Piensa un poco en la posibilidad de que a alguien le gustes!

Ya vete, cara redonda.— Bufó exasperado sobando entre medio de sus cejas, dándose un masajito con las yemas de sus dedos para relajar su tensión. —Dices muchas tonterías en poco tiempo, esto fue récord.

La menor sonrió levemente.

Eres un idiota. —La contraria fingió estar molesta por la actitud del cenizo y se dio la vuelta, pero ya fuera del radar del mayor, se alegró más, porque fuera quien fuera el autor anónimo, nunca tendría oportunidad con su rubio.







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Katsuki se encontraba en los pasillos limpios e iluminados de la escuela, su vista fija en el suelo no le permitió ver como un cuerpo delgado estaba a su próxima colisión.

Un pequeño choque que lo estaba haciendo enfurecer.

Pero cuando alzo la mirada asesina, no habia ser que pagará las consecuencias de su ira. Simplemente escondió sus manos en su sudadera y muy confundido, sintió un papel doblado en una de sus bolsas.

Mierda, ya no hay respeto. Mira que dármelo así...

Lo apretó entre sus falanges y procedió a ir a su casillero a recoger el libro que le faltó para su clase.

Mientras caminaba de regreso leyó la hojita.

«Me gustan mucho tus ojos».

Que absurdo juego.

Supongo que sólo le quedaba aguantar eso también...



Nao~

◤ The Only Smile I'll Draw is Yours;  KatsuDeku◥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora