Capítulo: IV

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El fin de semana pasó más rápido de lo que pensé, luego de llegar a casa y pasar tiempo con mamá, decidí olvidar aquel incidente y continuar con mi vida. El domingo pasamos un día familiar, fuimos de picnic a los campos florales que se encontraban afueras de la ciudad; evité acercarme al celular ya que sabía que ese par de señoritas estarían reventando las notificaciones con mensajes y/o llamadas para que les hable de lo que sucedió aquella tarde del sábado.

Para mi fortuna, salir de casa con mis padres fue la excusa perfecta para olvidarme (otra vez) el celular en casa, además, era tiempo de calidad y no podía interrumpir estos bellos recuerdos con amargos momentos con el móvil. Pocas veces al año tengo este privilegio, estar con mi familia es de las cosas que más añoro, aunque de vez en cuando me escapo un par de horas por ahí, al final termino regresando para estar con ellos.

Acabo de finalizar una agotadora gira mundial así que merezco un descanso, por lo menos un par de meses estaré ausente en los escenarios, eso no quiere decir que los demás proyectos se queden estancados. Los comerciales, las sesiones de fotos para alguna revista, el lanzamiento de nueva mercancía, todo sigue en pie y es obvio que mis "vacaciones" no serán del todo paz y tranquilidad pero en fin, ya estoy acostumbrado a ello, lo único que siempre le pido a papá es que jamás, jamás...

¡JAMÁS!

Me quite el tiempo de calidad que paso junto a mamá, esa es la condición que le impuse y por obvias razones tuvo que aceptar, era un capricho que no se me negaba así las circunstancias no fueran las mejores, porque mamá es mamá y de ella nadie me separará.

A veces creo que en mi vida anterior estuve completamente solo, es por ello que los dioses se han apiadado y ahora estoy rodeado de grandiosas personas que estarían dispuestas a dar su vida por mí como yo por la de ellos.

Dar mi vida por personas que se ganaron mi cariño y confianza es una promesa que me hice desde el día que alguien cercano se fué de mi lado sin previo aviso. Solo recordar esos días se forma un nudo en mi garganta y la opresión en el pecho se intensifica de forma abrupta, por eso prefiero no mencionarlo.

Regresando al inicio, es lunes por la mañana una nueva semana acaba de comenzar y mi primera misión es ir a encontrarme con el par de diablillas que me esperan en nuestro departamento compartido. Me despedí de mamá después del desayuno y esta vez sí me aseguré de llevar mis cosas, papá se había ido a trabajar temprano así que de él me despedí por teléfono ya que a las horas en que se fue yo aún seguía durmiendo.

Besos, abrazos por aquí y por allá, mamá era la persona más cariñosa que existía y sería un gran pecado negarme a sus muestras de amor. Frente a la entrada principal nuevamente el Cadillac Escalade esperaba por mí, Junpei se encontraba parado a lado de la puerta del copiloto mirando nuestra despedida.

- No olvides llamarme. - Pronunció con cierto puchero luego de picar mi nariz.

- Prometo no olvidarlo. - Reí sutilmente y le volví a dar un abrazo.

- Cuídate mucho, mi pequeño. - Susurró emotivamente.

- Lo haré, no te preocupes. Tu también cuídate, si la próxima vez que venga te veo con ojeras te secuestraré y no iremos de viaje así papá se enoje. - Mi puchero se hizo presente, aunque pareciera broma en realidad hablaba en serio.

Con solo escuchar su risa es capaz de hacer que se me olviden aquellos sentimientos negativos.

- Está bien, está bien. Me cuidaré...

No quería irme tan rápido por lo que posponía mi partida, después de varios minutos más, al fin llegó el momento de irnos.

Me subí al auto seguido de Junpei quien sería mi chófer designado, pronto nos encontrábamos en la carretera en dirección a la residencia departamental en dónde hace dos noches me fue a recoger.

CrAzY YaKuZa In LoVeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora