Capítulo 8: Antiguas Promesas

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Brooke:

Ser maestra.

Un sueño que desde niña se ha mantenido constante, y que por fin estoy logrando cumplir. Desde que tengo uso de razón, me ha encantado la profesión, por lo que en casi todos mis juegos: las clases estaban presentes.

Dije que me gustaba... cómo sinónimo de intensidad a la hora de darlas. Me preparaba y todo; incluso organizaba mi cuarto o el jardín antes de comenzar a jugar.

Mis amigos, hermanos, familiares, peluches y vecinos pasaron por una que otra de mis lecciones...

Todos excepto él.

Irrespetuoso, imbécil, energúmeno, idiota y sobre todo una bestia total: Jack Stone era, es y será, eso y mucho más.

Cada vez que me encontraba en medio de una de mis lecciones, él abría su ventana y subía el volumen de su música chusma y barrio bajera, solo para molestarme e interrumpirme.

Y dirán, ¿quizás él, cómo espécimen masculino en plena pubertad, quería llamar tú atención?

Pues, lamento informarte que si eso es lo que imaginas, te decepcionaras. Él nunca ha querido mi atención... busca mi ataque; esto es una guerra constante que posee algunos instantes de paz.

Siempre me ha hecho lo mismo... molestándome constantemente, respirando en el mismo lugar que yo. Cómo si verme todos los días en la escuela no le fuera suficiente, también tenía que vivir frente a mí casa, arruinandome la infancia.

Y como dije, siempre se negó a asistir a cualquiera de mis clases, fueran de lo que fueran, lo invitara o no.

Lo más contradictorio de todo, era el hecho de que todos mis creyones y la pizarra fueron robadas (según él fue un prestado sin límite de devolución, si bueno...yo lo llamo delincuencia juvenil, puntos de vista), fueron traídos por él.

¿Por qué, si se negaba tanto a participar y solo se dedicaba a interrumpirme, me ayudaba?

Quién sabrá; su mente es un laberinto lleno de bombas esperando explotar y yo odio a Dora la Exploradora, por lo que no quiero ni deseo ocupar su papel...y menos con Stone. Sería un suicidio estúpido.

Pero no siempre fue tan insoportable... Habían momentos, pequeños instantes fraccionados del tiempo donde él era un buen amigo y yo su confidente. Habían espacios seleccionados de recuerdos olvidados en los que él se colaba a mi ventana a través de el árbol que había crecido entre nuestras casas y yo le hacía un espacio en mi cama, dónde lo arropaba y abrazaba, dejando que llorara mientras los gritos de sus padres se escuchaban en todo el vecindario.

Sí, existieron esos momentos, dónde yo me reía de sus ocurrencias y él me protegía. Donde era feliz porque en nuestra tregua éramos amigos... De esos verdaderos que te abrazan cuando las niñas se burlan de ti y solo te quieren usar para llegar a tus hermanos.

Entonces, ¿Qué pasó? ¿Por qué todo cambió?.

Simple: los tiempos y las personas cambian.

Llega un momento en el que descubrimos que usar nuestra boca para avergonzar y herir a los demás es más gratificante que mantenerla simplemente cerrada.

Y eso fue lo que sucedió. Él se empezó a volver popular y yo seguía en el alejado banco de parias sociales. Él estaba cerca de graduarse, yo era una adolescente que empezaba a luchar con SPM. Nos distanciamios, él dejó de venir a dónde mí para que le vendrá las heridas que su padre le había causado y a cambio, comenzó a meter chicas en su habitación creandome serios traumas, ya que al parecer el muy imbécil no sabía cerrar ventanas, por lo que pude ver sus escenas subidas de tono varias veces, y fueron en extremo vergonzosas y asquerosas.

Maldito Jack StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora