Capítulo 4: Olor a guerra.

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Brooke

— ¿Y bien?— presiona el entrenador ante el inminente silencio que se hace en el baño.

Dios, no quiero las mejores batallas... Es más, siendo sincera, no quiero ninguna batalla. Yo no tengo madera de soldado... No tengo. No seas así.

— No es lo que parece— balbucea Jack antes de agarrar la toalla y dársela de manera trope a la chica que está detrás de él.

Desvío la mirada hacia el suelo, y me enfoco en hacer más consecutivo mi ruego a ver, si por primera vez, la madre tierra decide apostar por mi.

— ¿Ah sí?— su tono destila sarcasmo. Horrible y "estarán sancionados para toda su vida por pervertidos" sarcasmo.

Cierro los ojos e imploro para que está situación no se haga más embarazosa y que ocurra un milagro para que pueda salir entera y sin daños.

— Entonces, ¿esto no es una escena para adultos +18 donde usted y las señoritas Polly y... — hace un silencio esperando a que le diga mi nombre. Está fumando hierba de la buena si piensa que por alguna casualidad revelaré mi identidad.

Aplicó la política de: "Si no me muevo no me ve". De niña funcionaba... Y yo aún creo en la magia.

Ahora mismo creo hasta en los astros. Por algo se empieza... Y yo comenzé pidiendo enormes milagros y favores a las estrellas.

— Brooke, señor— el cerdo traidor responde a la pregunta no formulada y solo puedo pensar en que mi nuevo apodo sera: La sin reputación.

¿Saben qué astros? Ya no me lleven... Me iré yo solita.

—...bueno, y la señorita Brooke— continua— son los protagonistas; dónde una mira mientras los otros hacen?.¿Me ve la cara de estúpido, Stone? — Jamás en mi vida he sido tan humillada—. Quizás esté equivocado y usted se iba a unir al trío— mira qué bien... Acabo de superar el jamás. Ahora sí estoy completamente humillada.

Y así fue como está historia terminó... La verga nos trajo, la verga nos llevó. Viva la verga.

— No señor, verá...— el cerdo idiota murmura en un intento por... No sé, salvar una situación que si se ve como cualquier cerebro normal puede describir la imagen que se está desarrollando frente a él.

Yo solo puedo pensar en una manera de cometer un asesinato sin correr el riesgo de ir a prisión.

— Bien— concede el hombre—. Entonces no le importará explicarme porque están dos mujeres en las duchas del equipo masculino de fútbol con usted y principalmente me dará la explicación del porque la palabra Trío fue la única que escuché, fuerte y clara, al entrar. ¿Cierto?

Físicamente estoy en la ducha, pasando la mayor vergüenza de mi vida y considerando seriamente cambiarme el nombre. Pero mentalmente me encuentro analizando de qué manera podré evitar el monasterio cuando mi hermano se entere y que puedo hacer para asegurar de que sigo virgen y no embarazada. Porque de aquí... Salgo con la palabra Puta en la frente.

Pendeja pero no cobarde, Brooke.

Abro los ojos y miro a los dos pervertidos que están frente a mí. La chica está cubierta por la toalla de Stone y escondida tras de él, roja como un tomate. Él en cambio no aparta la mirada del suelo, un fuerte sonrojo cubre sus mejillas y tiene la mandíbula tan apretada que el músculo de esa área sobresale dando saltitos.

Cobardes.

Giro la cabeza hacia el entrenador, quien me devuelve la mirada esperando una explicación. El hombre tiene la misma edad de mi padre e inclusive, físicamente es similar a mi progenitor, por lo que el hecho de que me este dando La Mirada me pone al borde del llanto; es como si el destino me ofreciera una visión de lo que acontecerá dentro de unas horas.

Maldito Jack StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora