Capitulo 1

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Su placer

Jueves/15 de Julio

Olivia

Le pongo el collar isabelino al labrador que tengo frente a mi. Tuvo una cirugía en la cadera. Me mira con ojos tristes.

-Solo lo llevaras por un tiempo-termino de colocarlo.

-Muchas gracias Alberto-le dice la dueña del perro a mi jefe.

-No hay de que Pao-el doctor quita la mano que la mujer tenía en su hombro- bueno Olivia te explicará los cuidados que debes mantener los proximos dias con Kal.

-Si, de nuevo gracias- mi jefe regresa adentro, la mujer quita la sonrisa de su cara- ¿es necesario ese cono?

-De hecho si, ayuda a que el perro no se lama y así evitar que la herida se infecte- Paola, solo mira a su perro- bueno, primero que nada debe limpiar la herida con un antiséptico dos veces al día, alrededor de una semana, el apetito puede disminuir, y evita que Kal haga ejercicio, solo con que haga sus necesidades es más que suficiente- ella solo asiente y se dirige a la puerta.

-¡Julian!-grita el nombre de su hijo, este entra a la clínica, trato de no sonrojarme con su presencia, es 3 años más joven que yo pero eso no ha impedido que tengamos nuestros encuentros- Ayúdame a cargar a Kal, acomodare la camioneta.

-Hola Olivia- me da una sonrisa de boca cerrada.

-Julian- inclinó la cabeza a modo de saludo. Hago como si estuviera revisando unos papeles, tratando de parecer que estoy ocupada para que no me hable más.

-¿Hice algo que te molestara la última vez que nos vimos? Es que has estado evitando- al parecer no funciono mi táctica.

-No, solo he estado muy ocupada últimamente.

-El fin de semana subiste una storie en la fiesta de Fabi- dejo la carpeta a un lado.

-Ya le dije a tu mamá los cuidados que tienen que tener con Kal- digo tratando que cambiar de tema- el cono lo tiene que tener por los proximos 10 dias, para evitar que se lastime la herida.

-Esta bien, gracias- cargó a su perro y salió del local.

No es que no me agrade Julian, es bastante amable y guapo, tiene una sonrisa deslumbrante, ojos negros brillantes, no es tan musculoso, pero tiene lo suyo. Lo único que sé de él, es que tiene raíces europeas, tiene 24 años, está estudiando en Estados Unidos y folla de maravilla. Está en México por las vacaciones, nos conocimos hace un par de semanas cuando le detectamos displasia de cadera a su perro.

En fin, Julian lo que tiene de guapo, lo tiene de intenso, se la ha pasado insistiendo desde la semana pasada.

Guardo carpetas, limpio los accesorios para perro, quito el polvo, limpio los ventanales, cuando termino regreso a mi asiento detrás del mueble de recepción.

Son las seis de la tarde, faltan un par de horas para cerrar, hoy no estuvo muy movido.

Entra Elias, hijo del jefe que también trabaja aquí, pero tuvo el día libre; trae una bolsa que parece ser de un local de comida.

-Hola- me sonríe dejando la bolsa frente a mí- para que veas que aunque no venga me acuerdo de ti- me saca una sonrisa.

Cuando estamos trabajando, yo voy por la comida de la mañana y él por la tarde, bueno a veces lo pedimos a domicilio, como lo hice hoy en el almuerzo.

-Ya me tenias muy solita- hago un puchero.

-Lo se, perdón es que papá me pidió que me hiciera cargo con lo del viaje- se pone conmigo detrás del escritorio- traje makis- de solo imaginarlo mi estómago empieza a rugir- te traje tu favorito- se me hace agua la boca.

Me pasa la caja, lo abro junto con los palillos, al principio no era buena usandolos, ahora soy más decente

-¿Como te ha ido hoy?- dice revolviendo wasabi en la salsa de soja.

-Pues bastante tranquilo en realidad, hoy dimos de alta a Kal- mojo mi maki en la soja y me lo llevo a la boca, delicioso- una señora que vino por un shampoo.

-Bueno es que los jueves casi no hay gente, esperate al sábado.

-Callate, me va a tocar estar sola- me entra un escalofrío.

-Tranquila solo será por un mes- se mofa, trato de no quejarme tanto, ya que me pagarán muy bien- con tal de que no te traigan una serpiente, todo bien.

-Dios te oiga- le tengo fobia a las serpientes, muchos me han dicho que por ser veterinaria no debería tenerles miedo, pero no siempre se puede controlar los temores.

Acabamos de comer, cerramos el local.

-Pa' llevare a Oli a su casa- se ofrece Elias.

El señor Alberto solo asiente y se lleva el teléfono a la oreja. Caminamos al auto de Elias, entro y el aromatizante de fresa llega a mis fosas nasales. Me pongo el cinturón y me acomodo en el asiento.

Entra al establecimiento del Motel, escogemos la habitación 9, entramos y me dejo caer boca abajo en la cama. Poco después siento a Elias encima de mí dándome un masaje.

-¿Estas bien?- siento su respiración en mi nuca.

-Si, solo que es la primera vez que estaré tanto tiempo sola en la clínica- los nervios nunca faltan.

-Estarás bien, si ocurre algo solo llamanos, me encantaría que fueras con nosotros- me besa el cuello y lo siento acostarse a un lado.

Me giro quedando boca arriba.

-Si claro y dejar la clínica cerrada, aparte tengo que cuidar a mis abuelos y sería raro que fuera con ustedes a un viaje familiar- me muevo, sentándome encima de él.

-Para mí no sería raro- me da un beso corto- aun puedes cambiar de opinión.

-No, estaré bien- tomo su cara y le regreso el beso, pero esta vez más largo y lleno de erotismo.

No tardo en sentir la dureza de su entrepierna en mi muslo.

Elias me deja en mi casa, entro y mis abuelos están viendo televisión. Los saludo y subo a mi alcoba, me doy una ducha y me acuesto.

El sexo no estuvo tan mal, duramos un poco mas de lo habitual, pero igual no tuve un orgasmo. No es que Elias no lo haga bien, al igual que Julian; pero es que ambos tienen el mismo defecto y es que solo buscan solo su placer, casi no me tocan, no probamos muchas posiciones y eso me llega a aburrir.

●♡●

Holaaaaaa, bueno otra historia en curso jaja esto apenas comienza
XOXO


Amor PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora