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—Creo que ya perdiste la cordura, Malfoy.

—Es una idea imposible.

—Bueno, caballeros. La única forma de lograr algo imposible, es convencerse de que es posible. —dijo una mujer, levantándose de su asiento.

—Esas ideas los van a arruinar un día.

—Yo estoy dispuesto a correr ese riesgo, Greengrass. Lo que te digo es- —continuó Lucius, deteniéndose al ver a un niño pequeño con cara de afligido en la puerta.

—¿Qué tienes, Draco? ¿Pesadillas de nuevo? —Preguntó Narcissa, a lo que el pequeño asintió—. No tardaré. —dijo yendo para allá.

Ella tomó a Draco en brazos y lo fue a dejar a su cama.

—Mamá... no te vayas. —le dijo abrazando a un dragón de peluche.

—Bien. Cuéntame qué pesadilla tuviste.

Draco bajó la vista y abrazó más fuerte a su peluche.

—Pues... me estoy cayendo en un agujero oscuro... y hay... gente muy extraña...

—¿Qué clase de gente?

—Gente que se convierte en animales y hace pociones... y son magos, tiene varitas y todo eso... y había un gato sonriente...

—¿Los gatos sonríen? No sabía eso. —sonrió la mujer con ternura.

—Ni yo. Pero Harry estaba ahí, y pintaba flores con él... ¿crees que perdí la cabeza?

Narcissa le puso una mano en la frente y miró a Draco preocupada.

—Me temo que sí. Te has vuelto completamente loco, demente... pero... te voy a decir un secreto —miró a los lados y se acercó al pequeño para susurrarle—: Las mejores personas lo están.

Draco rió abrazando su peluche.

—Te quiero, mamá...

—Solo es un sueño, Draco. Nadie te puede hacer daño ahí. Pero, si te da miedo... nada más debes despertar... así. —ella lo pellizcó despacio.

—¡Auch! —se rió el pequeño, pellizcándola de vuelta.

—Buenas noches, Draco. —le dijo acariciando su cabello y dejando un suave beso en su frente.

—Buenas noches, mami.

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13 años después
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Draco miraba serio a la ventana, mientras Lucius intentaba arreglar su cabello, a lo que el menor le movió la cabeza para apartarlo.

—¿Tenemos que ir, papá? No se van a dar cuenta si no vamos.

—Lo harán —afirmó Lucius, arreglándole el traje—. ¿Donde está tu corbata? —Draco lo miró con algo de culpa, a lo que Lucius le miró los pies—. Y con botas. Te dije que usaras zapatos.

—Detesto los zapatos, el taco me hace doler. Y la corbata me ahorca. —se excusó el joven volviendo su mirada a la ventana del carruaje.

—No te vistes apropiadamente. —le reprochó su padre.

—¿Y quién decide qué es apropiado? ¿Y si deciden que lo apropiado es llevar un salmón en la cabeza, lo usarías? —preguntó Draco de forma acusadora.

—Draco. —suspiró Lucius.

—Para mí una corbata es igual a un salmón. —se tendió acomodándose en el asiento, cruzándose de brazos.

Ever After | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora