Excepto tú || SunSun

Dix-huit

Seguí leyendo el diario.

Con cada hoja que pasaba me sentía más cercano a mi yo del pasado.

Habían tantas cosas que no recordaba pero que en algún momento me hacían feliz y eran importantes para mi, como mi sabor favorito de gelatina o el color favorito de Benjamín.

Ya casi al final del diario llegué a una parte que me inquietó un poco.

"10 de Marzo del 2000.

Benjamín me dijo que no debía contárselo a nadie, pero me agobia no poder decirlo.
No puedo contarlo todo, pero... Quiero estar un poco más tranquilo.
Los padres de Benjamín están separados, al parecer el padre de Benjamín tuvo una relación con otra mujer, y la madre de Benjamín se enojó y se llevó a él con ella, pero pasaron muchas cosas y ellos dos volvieron a estar juntos.
Benjamín dice que su padre no es un buen tipo, pero aún así lo tiene que respetar.
No me imagino lo que tiene que soportar.
Quiero quedarme a su lado para poder protegerlo."

Me pregunto qué será todo lo que no podía escribir.

Pasaron los días y una tranquila mañana, después de arreglarme para el trabajo y desayunar encontré una carpeta amarilla en la entrada de la casa. Hoy por fin me llegó el primer informe acerca de Sunghoon.

Lo tomé y caminé al teatro, estaba muy nervioso.

Llegué, saludé a los que se me cruzaban en el camino a mi oficina y cuando por fin llegué abrí la carpeta.

"Nombre: Park/Montsco Sunghoon
Edad: 23
Cumpleaños: 8 de diciembre de 1994
Tipo de sangre: A-
Ciudad Natal: Desconocida
Estudios: Desconocidos
Familia: Desconocido
Domicilio: Goldcast, Grimshell #127
Rutina: Sale de casa en automóvil, va a trabajar de 7:15 am. a 6:30 pm.
Compra comida a rápida y regresa a casa en donde un chico de identidad desconocida lo está esperando.
Unos días a la semana (varia, pero suelen ser los jueves) sale con Sana Mutten y le deja en su domicilio."

Suspiré, no era información que me sirviera de mucho.

Tomé el teléfono de la oficina y le llamé a Soobin, le pedí que investigara el nombre del chico que vivía con Sunghoon. Si no era Benjamín Cromwell mis sospechas serían ciertas.

La puerta de mi oficina se abrió estrepitosamente. Rápidamente colgué el teléfono e intenté ocultar los documentos que hace unos momentos estaba leyendo.

—Tú línea es mi línea, recuérdalo —dijo Sana, que al parecer estaba bastante enfadada.

Me disculpé y ella salió.

Empecé a acomodar todos los papeles que tenía sobre el escritorio, entre ellos se encontraba un sobre azul de parte de Jay. Tenía una pequeña nota que decía: "Espero que le guste, jefecito".

Bufé y comencé a leer.

Una vil copia de Romeo y Julieta modernizado, ¿acaso me estaba tomando como tonto?

Le llamé a Sana y le pedí que le regresara a Jay el sobre junto a una pequeña nota: "Aún tienes tiempo, si fuera tú escribiría algo mejor.".

Antes de que ella se fuera le pedí que me diera la lista de pendientes, después de recitarlos salió de mi oficina y continué haciendo mi trabajo.

Las horas pasaron rápido a pesar de los acontecimientos que atormentaban mi cabeza. La hora de salida llegó pronto y me encontraba guardando mis cosas.

—Sunoo —dijo alguien en el marco de la puerta.

—S-sunghoon, ¿qué... qué haces aquí? —pregunté nervioso.

—Yo tengo que hablar contigo —suspiró—. Sana me contó que escuchó una conversación tuya con un detective que al parecer me estaba siguiendo.

Maldita Sana.

—Uh, yo... —dije tratando de no sonar raro—. Ya sabes, las mujeres inventan cosas raras cuando están en sus días raros. Tal vez es so-solo un malentendido.

Tomé mis cosas rápidamente e intenté salir de mi oficina, pero Sunghoon lo impidió cerrando la puerta con seguro antes de que yo pudiera llegar a ella.

—Sunoo... Yo necesito explicarte algo —dijo seriamente.

—Uh, yo hoy no... No tengo tiempo, tengo que regresar a casa y eso.

Me tomó de las mejillas y me atrajo hacia él uniéndonos en un beso.

Mi corazón latió con fuerza y correspondí el beso.

Es como si en sus labios hubiese algo que hacía que me fuese imposible negarme a besarlo.

Pronto recordé a Sana y un dolor agudo apareció en mi pecho.

Empujé a Sunghoon, abrí la puerta y me fui lo más rápido posible de ahí.

Esta vez él no me persiguió.