Dix-neuf

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Al llegar a casa di un largo y sonoro suspiro el cual alertó a mi madre y ella enseguida comenzó a preguntar cosas.

—¿Sucede algo, hijo?

—Nada, madre —dije—, solo estoy cansado.

—¿Qué tal el trabajo?

—Bien...

—¿Qué hiciste hoy?

—Me voy a mi habitación —dije y subí las escaleras.

Ella sólo asintió, subí las escaleras y unos pasos antes de llegar a la puerta de la habitación escuché que alguien tocaba el timbre.

Un amargo nerviosismo me invadió, bajé rápidamente y llegué a la puerta esquivando a mi madre. Tomé una bocanada de aire y abrí la puerta con la esperanza de que del otro lado se encontrara Sunghoon.

Pero me equivoqué, él no estaba ahí, no estaba esperando a que yo abriera con esa típica sonrisa cálida. Detrás de la puerta no se encontraba él y eso me hacía sentir tan mal.

—Ho-Hola —dijo un castaño y esperó alguna reacción de mi parte.

—Tú... ¿Quién eres?

—Soy... Benjamín Cromwell.

—¿Qué? —dije realmente sorprendido—. ¿Qué... Qué haces aquí?

—Necesito hablar contigo.

Lo invité a pasar, él saludó a mi madre y aunque ella parecía no comprender del todo la situación le dio la bienvenida con una sonrisa.

Subimos a mi habitación y lo invité a sentarse en uni de los sillones que se encontraban en ella.

—No pensé que te vería hoy... Ni nunca.

Juntó sus manos y se dio un pequeño pellizco.

—Hum... Yo, bueno, tengo que contarte algo.

—Pues... Habla.

—La última vez que nos vimos fue hace mucho tiempo, ¿lo recuerdas?

—Te fuiste del hospital porque tu padre fue por ti.

—No, no me fui por eso... Me fui porque mi padre se metió en problemas con la policía y teníamos que irnos, mi padre cometió fraude con su empresa y por fin lo habían descubierto y como mi madre fue testigo de todo se la llevó con él para que no abriera la boca.

—¿Po-Por qué me estás contando esto? —lo interrumpí.

—Después de unos años mi madre y yo por fin pudimos huir y ella intentó formar una familia sólo conmigo, pero por los problemas económicos que teníamos todo fue muy difícil. Daisy... Es decir, mi madre se esforzó todo lo que pudo pero ella enfermó y la familia de... De Sunghoon nos apoyó.

—¿Su- Sunghoon?

Benjamín asintió.

—Ambos crecimos juntos y él se fue para poder encontrar un buen empleo para ayudar a mantener a su madre y a mi madre y como él es mayor que yo —¿Qué? ¿Mayor? Sunghoon y yo tenemos la misma edad, y se supone que Benjamín tendría que tener la misma edad— me tuve que quedar cuidando de ambas. Hace poco me mudé temporalmente con él para buscar un empleo y... Me contó acerca de ti y de in-inmediato supe que eras aquel chico del... del hospital. No quiero que él esté mal por ti, así que perdona cualquier estupidez que él haya, por favor.

Habían tantas cosas que no cuadraban con lo que él había dicho, pero sólo me quedó con conformarme y asentir.

—Bien —dijo en un suspiro—. Me voy.

Se levantó y salió de la habitación, yo salí detrás de él y lo acompañé a la salida.

—Bueno, gracias por escucharme —dijo.

Me tendió su mano para estrecharla.

Sabía que si tomaba esa mano algo malo podría pasar, pero lo hice, tomé su mano.

Sonrío y se fue.

Rápidamente entré a casa y me fui directo a donde estaba el botiquín de primeros auxilios, saqué la medicina y la preparé para inyectarla, y esperé.

No sentía nada, ningún ardor, ni picazón, ni nada.

¿Realmente era Benjamín Cromwell?

De poco a poco sentí esa sensación en la punta de mis dedos, sentí un gran alivio de estar muriendo.

Clavé la aguja en mi brazo y poco a poco esa sensación se fue.

Benjamín Cromwell no es Benjamín Cromwell.

Excepto tú || SunSun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora