La apuesta

Como en casa

Hoy se cumplían ocho días desde que los midoriya se habían ido de la casa de katsuki, habían veces donde izuku se cruzaba con katsuki pero su interacción no pasaba a mas que discretas miradas, aveces taro saludaba al cenizo con un abrazo, que era correspondido por el mayor pero nada mas.

Pero este dia en especial era diferente, empezó horrible.

La alarma sonaba apenas entraban las siete de la madrugada, izuku la silenciaba inmediatamente para no despertar a denki o a kirishima, cuando se paro sintió como su shorts estaba húmedo de la entrepierna, también se daba cuenta de que su cuerpo estaba muy caliente y se sentía mas cansado que de costumbre, su celo había empezado, este no había aparecido antes ya que empezó a medicarse desde que empezó a vivir con el alfa, ya que si pasaba mucho tiempo con el su celo se volvería un completo martirio debido a las fuertes feromonas del alfa, se encamino al baño y se cambió,  se puso una toalla para no mancharse de lubricante en medio de la calle, luego abrió la pequeña puerta del espejo para tomar un supresor y un parche de olor , sería peligroso salir sin uno de esos, se lavo los dientes y la cara y termino su rutina intentando peinar su cabello una vez que lo logró salió del baño y fue a de nuevo a la habitación que compartía con taro, intentó despertar a su niño pero fue una tarea difícil, cuando al fin lo logró le pidió que se cambiará, taro lo hizo muy lento ya que seguía medio dormido, cuando izuku fue a hacer el desayuno de taro se dio cuenta de que ya era muy tarde y si no se apresuraban no llegarían a la escuela, izuku regaño a taro por tardar tanto y lo jalo para que corrieran a la parada de autobuses, por culpa de los jalones taro se quejaba, se subieron al camión justo a tiempo, ya adentro izuku contó el cambio para los dos pasajes pero la gente de atrás lo ponía nervioso asi que tuvo que darle un billete, como solo había un lugar disponible izuku se tuvo que ir parado, todo el camino fue realmente incomodo ya que atrás del omega estaba un asqueroso beta que le restregaba el pene en el muslo, no armo un alboroto ya que el señor podría atacarlo a el o a su bebé asi que solo se quedó callado aguantando el asco.

Cuando por fin llegaron a la parada, izuku se apresuró en tomar la mano de su hijo y salir casi corriendo del autobús, corrieron lo mas rápido hasta lo que quedaba de camino a la escuela de taro, llegaron justo a tiempo para que dejaran pasar a taro.

Cuando el pecoso vio que su hijo entraba a la escuela, salio corriendo nuevamente a la parada de autobuses, tomó el camión que lo llevaba hasta su trabajo, este viaje no tubo ningún pervertido asi que estuvo tranquilo cuando llegó a la cafetería fue a ponerse su mandil que llevaba el logotipo de la cafetería, saludo a la regordeta castaña y al pequeño bebé que llevaba en brazos, todo estaba tranquilo, mientras le servía un café americano a un cliente, se puso a recordar como hace tan solo unos meses katsuki y el se pusieron a bailar en medio de la cafetería, ese recuerdo le saco una pequeña sonrisa, que mas que feliz parecía dolorosa, estaba tan concentrado en sus recuerdos que no se dio cuenta que el café se estaba desbordando de la taza, reaccionó cuando el caliente líquido le quemo la mano, ahogo un grito de dolor para no asustar a los clientes, se tapó la quemadura con un trapo mojado, dio un gemido de dolor cuando la tela mojada tocó su herida, pero no le dio importancia, tomo la taza de café y camino hasta donde se encontraba el omega peli blanco que se lo pidió, cuando puso la taza en la mesa el joven voltio a verlo con el ceño fruncido.

- ¿Qué se supone que esto? – preguntó

-la taza de café que me pidió

La bonita cara del omega se deformo en una mueca de ira, que asustó al peli verde

- yo quería un Té, no un café

- joven, usted me pidió un café, tengo la orden anotada – explicó izuku tranquilo

- bueno pero ahora quiero un Té, traeme un té AHORA – grito, llamado la atención de todos los demás

- le puedo traer su té, pero el café lo tendrá que pagar ¿esta bien? – habló bajito, para no llamar mas la atención