012 » realidad

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YoonGi tarareó, meciendo a un despierto JungKook mientras ambos descansaban en los bellos jardines de Castle Blue. Habian tomado lugar bajo un viejo roble que los abrigaba con su sombra del ardiente sol que arrasaba aquel día otoñal, brillando contra el verde cesped y transtimiendo vida a las diversas flores del lugar.

JungKook extendió su pequeña mano al cuello de su madre, jugando con el colgante en forma de ave dorada que colgaba del pálido cuello de YoonGi. Le llamaba mucho la atención el color, pues este brillaba pero no le lastimaba la vista como sucedía cuando observaba mucho tiempo las velas que aportaban luz en la oscuridad.

El joven se lo permitió, mirando los entrecerrados ojos de su hijo como si este luchara contra el sueño de su siesta de la tarde al cual YoonGi quería llevarlo. Aunque no le molestaba que JungKook estuviera despierto, por supuesto que no le molestaba.

Después de todo, entre todo el revuelo de la ceremonia, el acuerdo y la boda, no le habia dado la atencion que queria. O bueno, así lo sentia él.

Sonrió suavemente cuando los grandes ojos oscuros de JungKook lo miraron, brillantes como si parte de un cielo estrellado de una infinita noche se hubiera quedado en ellos.

─ ¿que habré hecho en mi vida anterior para obtener el honor de un bebé tan hermoso como tú, ah? ─ YoonGi alagó, alzando a su hijo por la cintura. JungKook soltó una risa al ser elevado en el aire y sentir cosquillas en su estomago.

El corazon de YoonGi realmente se hinchaba de amor cuando oía esa felicidad, cuando pensaba y confirmaba para sí mismo que eran sus acciones las causantes de la alegría de su hijo.

Por supuesto que habia sido dificil en su momento, siendo un joven pérdido que no entendía por qué él habia sido elegido por los dioses para ser fértil entre los Nefilim's. Habia sido horriblemente dificil mientras observaba con el pasar de los meses la forma en que su vientre se abultaba levemente, cuando sentía esos golpecitos desde el interior. La vibración de ellos chocando contra su mano cuando la posaba, preguntando en un susurro si todo estaba bien.

Estaba tan asustado con cada día que pasaba, y fue aun peor cuando su vientre se endureció y las olas de dolor llegaron una tras otra. Recordaba el ser recostado mientras gruñía y apretaba los parpados, odiando cada segundo de ese momento. Recordaba la mano de JiMin siendo apretada por la suya, con la voz de su sirviente diciendo que todo estaría bien.

Bajó a JungKook al cesped, permitiendole estar sentado y sereno, o incluso si quería gatear o caminar, estaba bien también. JungKook habia sido un niño tranquilo mientras crecía, por esa razon YoonGi no temía el confiarse de que nada malo sucedería.

Soltó un suspiro, mirando hacia el castillo que se levantaba alto y ligeramente lejano, mientras JiMin se acercaba con las manos entrelazadas sobre su delantal y la cabeza algo baja.

YoonGi necesitaba hablar con él, pero no podía ser dentro del castillo.

─¿ordenó verme, Señor?

─ Sientate, JiMin.

El menor obedeció rapidamente, arrodillandose con cuidado sobre el verde cesped y sentandose sobre sus propios talones. No pudo evitar sonreir cuando miro por una fracción de segundo a JungKook observar embobado a una mariposa monarca que se habia acercado a ellos.

─ Te he notado raro estos ultimos dos días.─ YoonGi comentó, mirando las hojas sobre ellos moverse con la brisa.─ luego de la noche de ceremonias, mas exactamente.

De soslayo notó la forma en que el cuerpo de JiMin se tensó, lo que le hizo saber que dió en el blanco. Incluso se habia dado cuenta de la forma en que SeokJin no revoloteaba cerca como solía suceder, no veía a JiMin leer libros que el mayor le recomendara.

moonblood ↬ namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora