021 » por las estrellas en sus ojos

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Los siguientes días fueron, tal vez, mucho más difíciles de transitar para YoonGi. Aunque «difícil» no pareciera encajar como la palabra correcta.

Miró a NamJoon dormitar pacificamente a su lado, con las mantas cubriendo su cuerpo semidesnudo hasta la altura de sus hombros, cubiertos de marcas de ligeras mordidas que YoonGi había dejado en él en aquellas interminables sesiones carnales de las que solo quedaban recuerdos en aquél momento. De sólo pensar en ellos, mientras su esposo continuaba descansando en esa fría mañana de invierno, YoonGi sentía el calor en sus mejillas, sin reconocerse a sí mismo en esas memorias.

Recordaba montar a NamJoon con desespero, oyendo el crujido de la cama y el rebote de la amplia cabecera contra la pared, casi amenazante con derribarse. Recordaba estar pérdido en el calor y la necesidad, cegado como en medio de una espesa neblina; no podía pensar con claridad, solo podía sentir. Y deseaba continuar sintiendo. El miembro de NamJoon palpitaba dentro de él, entraba y salia de su interior en un movimiento fluido, certero, obsesivo, que lo volvía loco y lo hacía querer más. A penas y logró dirigir sus pensamientos conscientes a que no se habían hidratado ni alimentado, al menos, en dos días enteros. Aunque poco podía hacer con NamJoon despierto y nada dispuesto a dejarlo dar dos pasos lejos de la casa o se pondría como JungKook, su bebe berrinchudo.

Oh, JungKook...

El corazón de YoonGi reconocía el dolor que lo pinchaba cada vez que la imagen del bebé volvía a su memoria; habían pasado dos semanas desde que se había ido del castillo y, aunque el último mensaje de SeokJin sobre el estado de NamJoon le confirmaba una teoría, no había recibido nada más. Sabía que JiMin lo contactaría si lo necesitaba pronto, siempre que se tratara de JungKook.

Sin embargo y, ahora que el celo de NamJoon había descendido gradualmente hasta casi desvanecer, YoonGi comenzaba a sentir la preocupación constante de que debía de regresar con su hijo. Y, cada vez que pensaba en aquello, tambien entraba el hecho de que NamJoon había huido de una guerra por él.

Por YoonGi, en su celo.

¿Como siquiera serían capaces de explicarle eso a la reina? ¿Y a DongYul, cuando regresara y tuviera que pedirle explicaciones a NamJoon al respecto?

YoonGi era la causa por la que NamJoon había abandonado todo, sin pensarlo con claridad ni analizarlo dos veces. NamJoon era nublado por YoonGi y, el menor lo sabía.

También sabía que ya no podía culparlo por esto; NamJoon estaba arriesgando todo por él, por cuidarlo y porque, aunque no supiera acerca del celo más allá de lo que Los Maestres pensaban que se trataba y lo colocaban en la mente de los futuros reyes como un conocimiento básico que luego olvidarían, fue a por él. En medio de una guerra en la cual ellos eran una potencia de refuerzo para su casa aliada, NamJoon lo había dejado todo atrás.

No quisó, en realidad, pero YoonGi aún así sintió el rojo vivo arder sobre sus mejillas, lo que lo hizo voltear hacía el techo que los cubría de la nueva nevada desatada en ese amanecer.

En parte de sí mismo aún permanecía la duda: ¿Cómo alguien como NamJoon había llegado a enamorarse de él?

NamJoon era la definición de un príncipe de leyendas y cuentos; tenía una melena rubia, era esbelto y alto, con una espalda ancha y la fuerza de más de tres hombres. Manejaba la espada con habilidad y el arco con agilidad, era un conocedor de los libros más poéticos y románticos. Sabía sobre la caza y, por sobre todo, era un caballero. No sólo en el sentido de rango dentro de un ejército. Era un caballero con cualquiera que se le acercara, a pesar de no dejar su puesto como heredero de lado.

No obstante, YoonGi reconocía que detrás de toda aquella mascara, debía de haber alguien cansado. Porque aquella se trataba de la vida de la que YoonGi había huido por tanto tiempo, incluso si debía de permanecer bajo las alas de su estricta madre y dentro de ese castillo que solía ser su hogar, porque era un futuro rey.

moonblood ↬ namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora