El campo

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Hoy Claudius trajo a cada un señor de nombre Rudolf höss, comandante del campo de concentración llamado auschwitz, por lo que pude escuchar le ofreció un puesto bueno en ese campo y Claudius sin pedir mi opinión me dijo:
- nos vamos a Cracovia, tendremos una casa cerca del campo.
- comenzare a empacar mis cosas

Llegamos a la casa, demasiado sombría para mi gusto pero en fin esa no era decisión mía, mi matrimonio sentía que era algo simplemente de apariencias, el realmente no me quería, deseaba tener familia pero yo no podía tener hijos así que me la pasaba todo el día asomada por la ventana, que más hacia. ¿recuerdan la cena en la que se habla de la organización de un campo? Que sorpresa estaban hablando de ese campo, me desgarraba el alma pensar que ahí ocurrían las más grandes atrocidades, ahí era el infierno...
No muy lejano al mío por su puesto.

salí a caminar cercas de ahí aunque se me dificultaba pues era una zona hostil, llevaba en mi bolsa un poco de pan, pues habían veces que me aproximaba a una reja donde se encontraban unos niños y les regala un poco de pan ,tratando de redimir las culpas de Claudius, ellos generosamente lo tomaban y hasta los dedos se chupaban, pobrecitos todo día sin probar un solo bocado, regrese a casa ya cuando más o menos pensaba que Claudius iría a merendar cuando regrese el aún no llegaba así que me senté en la mesa y espere a que la servidumbre colocara la merienda, llego el y como de costumbre me empezaba a contar a cuantos "bastardos" como el los llamaba. había matado el con sus asquerosas e infames manos. Miro al piso y me dijo:
-¿por qué tienes tus zapatos llenos de fango?
- No lo se tal vez fue hace rato que salí al jardín.
- ¿cuantas veces tengo que decirte que no salgas?
- quería tomar airé fresco
- ........
-Bien, pues el deber llama nos vemos en la noche.

Como siempre me dejo comer sola.
Termine de merendar y me puse a mirar por la ventana todo era tan feo el olor a muerte estaba más presente que nunca, llegó la noche y me fui a dormir, hasta donde supe Claudius llego bastante tarde como para encontrarme despierta.
A la mañana siguiente me levanté temprano y me senté en la mesa para desayunar,
- ¡buenos días señora!
- buenos días Hilda ¿cómo amaneciste?
- bien señora gracias, el señor Claudius salió hace como una hora, no preguntó por usted, por cierto.
- ¿y dime tu cuando lo ha hecho?
- ¿que dijo señora?
- nada Hilda ¿ya está el desayuno?
- si , enseguida se lo sirvo.
-  ¿Hilda a que hora regresara el señor a comer?
- me pidió que le digiera que hoy no iba a venir a merendar señora, tenía muchos compromisos creo.
- pues no se diga más guarda, la comida que no se ha consumido, pero que este limpia, y ponla en un recipiente. de esto ni una palabra al señor ¿esta claro?
- sí señora esta claro

Amor y holocausto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora