Capítulo 7

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Rechazar a Alba a pesar de lo cachonda que estaba, fue de las cosas más duras que he hecho en toda mi vida. Y estaba segura de que si ella permanecía un minuto más parada donde estaba, cambiaría de opinión.

Le dí la espalda y segundos después ecuché la puerta cerrándose.

Me incorporé en la cama y me froté la cara. La borrachera desde luego se me estaba pasando.

-Tengo ganas de tí, Alba Reche. Te amo y te deseo con todo mi ser.

-Y yo a ti, Nat - oí detrás de mí.

Al girar mi cuello, ví a Alba parada en el marco de de la puerta del baño. Se había cambiado ya y llevaba puesto el conjunto que le había llevado.

-¿Qué haces aquí? - no esperé su respuesta. Me levanté de la cama y caminé hacia ella. La levanté del suelo he hice que enredara sus piernas alrededor de mi cintura...- Sé que mañana me voy a arrepentir de esto, pero me es imposible no estar contigo viéndote con ese conjunto.

En vez de llevarle a la cama, la llevé al baño y abrí el grifo para que el agua caliente comenzara a bajar sobre nosotras.

Después de varios minutos haciendo el amor en la ducha, nos metimos en la bañera y volvimos a repetir.

-¿Él es mejor que yo, verdad? Por eso no le quieres dejar - la pregunté cuando ya estábamos en la cama, abrazadas. Ella con la cabeza sobre mi pecho.

-No es eso, Nat.

-¿Y qué es?

-Es que... no lo tomes a mal, pero... disfruto mucho con los dos. Ambos me llenáis y me satisfacéis mucho.

-Alba, eres mi esposa, no me agrada para nada la idea de compartirte.

-Te aguantas, Natalia. Este es mi momento. Cuando tú lo hacías yo no decía nada ni me quejaba.

-Yo no me enganché con una sola persona, Alba - saqué mi mano bajo su cuerpo y me levanté de la cama poniéndome una camiseta - ¿Sabes cuáles son las consecuencias de engañar a tu pareja con la misma persona?

-Nat... no hagamos esto, no discutamos. Acabamos de hacer el amor. ¿No es eso lo que quieres siempre?

-Contigo no. Claro que siempre quiero tenerte en mis brazos, pero también quiero poder llevarte a cenar, a bailar, a pasear... poder ir de viaje juntas o hacer una escapadita romántica tú y yo solas, como un matrimonio normal.

-La palabra matrimonio nos queda muy grande a las dos, Natalia. ¿No te das cuenta de que así estamos mejor? Cada una por su lado haciendo su vida. Tarde o temprano tendrás que firmarme el divorcio.

-Vete a la mierda.

Me regresé a la cama y me dormí de lado dándole la espalda a Alba.

-Vamos, Nat... no seas rencorosa. Ambas sabemos que eso va a pasar. Yo te amo y tú lo sabes, pero necesito mi libertad. Tal vez en un futuro...

-No firmaré el divorcio, Alba. Y en el caso hipotético de que lo haga...- me dí la vuelta para mirarle a la cara - no habrá ningún futuro. Si esto llega a acabarse, será para siempre.

-Cuando dos personas se aman como tú y yo, nada se acaba para siempre.

-Cuando dos personas se aman, Alba, luchan para estar juntos para siempre.

-Nat, yo te amo. Pero quiero recuperar mi libertad. Ambas llevamos diez de trece años atadas a un matrimonio que no tiene pies ni cabeza.

-En esos diez años has sido libre. Has hecho tu vida como te ha dado la gana, e incluso has ocultado que estás casada. ¿Qué libertad quieres más, Alba? ¿Es que quieres que te deje ir para yo quedarme como en estos diez años? Es que de no ser por María yo...

-¿María Lázaro? Claro que sí porque a la María que es nuestra amiga la llamamos todos la Mari... Claro que María Lázaro...- se rió irónica -. Qué increíble eres, Natalia. Sigues viéndote con la causante de nuestra separación y dices amarme.

-Dejemos el tema, Alba. No pienso darte el divorcio.

-Y yo pienso seguir jugando a que te quier...- se paró en seco -  quiero decir ehm...

-¿Estás jugando a que me quieres? ¿Es eso? ¿Quieres lograr algún objetivo con todo esto?

-No, mi amor...- se levantó de la cama y caminó hacia mí sin cubrirse - no quiero lograr nada, sólo... sólo quiero que nos durmamos ya, ¿vale?... o si quieres podemos hacer otra cosa...- me tomó de la mano y la puso sobre uno de sus pechos. Joder, esos pechos eran mi debilidad, ese cuerpo... esos labios...

-Joder, Alba... te amo tanto...

-Y yo a tí, Nat...

Comenzamos a besarnos y la levanté del suelo llevándole a la cama, donde la tumbé boca arriba y comencé a besar su cuello mientras mis manos recorrían todo su cuerpo. Mi camiseta desapareció y volví a quedarme desnuda sobre ella.

Mi boca buscó uno de sus pechos después del cuello, mientras que con la otra acariciaba el otro pecho.

-Ahh...- joder, los gemidos de Alba eran la melodía más hermosa que pude haber escuchado nunca.

Después de torturar sus pechos bajé con mis besos hasta su entrepierna. Le separé más de lo que estaban las piernas y me tomé mi tiempo para observar cómo su centro estaba palpitanto y cómo de mojada estaba.

-Házlo ya, Nat...- no lo pensé dos veces e introduje tres de mis dedos de golpe - dios... Nat, ahh... sí, sí Nat... joder, sí... sigue...

Alba y yo hicimos el amor como cuatro o más veces dándonos placer mutuamente. A eso de las tres y media ambas estábamos ya super cansadas...

-Hora de dormir, mi amor - le dije haciéndole la cucharita.

-Nat...- se dió la vuelta y nos quedamos frente a frente - te quiero mucho, de verdad. Te quiero mucho.

-Yo lo sé, tonta... Me haré un tatoo como el tuyo.

-No, no hace falta.

-Quiero hacerlo, es una fecha muy importante - claro que era importante. la fecha de nuestro matrimonio se había convertid también en día muy importante para mí.

-No nos engañemos. Para tí no lo es.

-Mejor no digo nada, no quiero que discutamos por algo sin importancia.

-Lo que iba diciendo, para tí es algo sin importancia.

-No es lo que quise decir...

-Buenas noches, Nat.

-Te amo, rubia.

Me desperté a las doce de mediodía con el mismo temor con el que había dormido la noche anterior. Despertarme y que Alba no estuviera a mi lado. Me negué a abrir los ojos y me limité a alargar mi mano para intentar palpar su lado y mi sonrisa fue enorme cuando palpée un cuerpecito a mi lado. Abrí mis ojos y la ví, de espaldas a mí. Se veía dormida.

-Mmm... estás aquí, no sabes qué felíz me hace...

-Buenos días, Nat.

-Buenos días, amor...- hice que se diera la vuelta sobre sí misma y quedáramos frente a frente y me quedé de piedra al verla llorando - Alba, mi amor, ¿qué te pasa? - la pregunté asustada.

-Tú, Natalia... no sé por qué tuviste que regresar a mi vida...- dicho esto, se levantó de la cama, se metió al baño y unos minutos después salió vestida y se fue del cuarto.

Yo me quedé completamente paralizada sobre la cama, sin entender qué es lo que había pasado.

Sin darme cuenta las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas y yo no podía aguantarlas más. Lloré, lloré aquel día como hacía muchos años no lloraba. Cuando me calmé un poco llamé a la Mari. Mi mayor temor había tomado más fuerza que nunca.

Never Doubt My LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora