Kaspen y Kayra se encontraban todos los días en el bosque. Nunca les faltaba de qué hablar. Nunca se aburrían del otro.
Nuestros nombres empiezan igual.
Quizás nuestras familias no son tan diferentes.
Desearía ser humana.
Me gustaría conocer tu hogar.
Quizás cuando seamos libres.
Cuando el mundo no nos quiera ver arder.
Pero la verdad es que al mundo no parecía importarle. Cuando alguien los veía juntos solo les sonreía y seguía su camino. Quizás no eran tan malos como ellos pensaban. O quizás nunca debieron haber pensado lo contrario.