— ¡Esto es inaceptable! — Espetó Kyojuro. —. ¿Cómo se te pudo ocurrir traer a tres jóvenes a un lugar como este y engañarlos para que hicieran tu trabajo sucio?
Uzui, sin dar mucha importancia a la actitud de su colega Pilar, se encogió de hombros y señaló a los tres chicos que estaban parados a su lado.
— En primer lugar, ellos se ofrecieron a venir aquí. Además, no parecen estar inconformes con ayudarme.
— ¡Son niños, no saben en qué se meten!
— ¡¡Yo no soy un niño, los niños son débiles!!, ¡¡yo no soy débil!! — Gritó Inosuke.
— ¡¡Deja de gritar, lastimas mis oídos!! — Chilló Zenitsu.
Uzui, irritado, giró los ojos y se cruzó de brazos. Tal vez Rengoku estaba en lo cierto; estaba rodeado de niños.
— ¡No me importa qué clase de misión tengas aquí, ellos vendrán conmigo de vuelta a la sede! — Sentenció Rengoku.
— No podemos hacer eso, Rengoku-San — Se acercó Tanjiro, tan gentil como siempre. —, nos comprometimos a ayudar a Uzui-San sin importar el riesgo. Ese es nuestro deber como cazadores.
— Técnicamente, tú hablaste por los tres aquella vez, Tanjiro. — Murmuró Zenitsu por lo bajo.
— ¡¡Yo no quiero irme, quiero matar al demonio que se esconde aquí!! — Volvió a gritar Inosuke.
— ¿Lo ves, Rengoku?, estos jóvenes están listos para lo que sea — Mencionó Uzui, aunque de inmediato desvió la mirada y soltó un suspiro. —. Pero no me opondré si ellos mismos deciden irse contigo, después de todo, ya tengo lo que quería aquí.
— ¡¿De verdad?! — Saltaron los tres muchachos a la vez.
— Así es, aunque no gracias a ustedes, desde luego — Respondió. —. Así que, si quieren largarse, háganlo.
Los tres lo pensaron durante un momento y dos de ellos llegaron a la misma conclusión.
— Yo me quedaré, pero solo para vigilarte, maldito viejo pervertido. — Dijo Zenitsu, mirando a Uzui con desprecio.
— ¡¡Yo me quedaré a matar a ese demonio!! — Anunció Inosuke, entusiasta.
— ¿Qué harás tú, Tanjiro? — Preguntó Zenitsu, mirando a su amigo.
Tanjiro, no estando muy seguro de qué hacer, no respondió. Pero Rengoku, que no estaba dispuesto a permitir que, por lo menos, Tanjiro siguiera en ese prostíbulo, se adelantó.
— ¡Puedes volver conmigo, Kamado!
Sorprendido, Tanjiro miró a Rengoku y sus mejillas se coloraron.
— ¿Quiere que regrese a la sede con usted? — Preguntó.
— ¡Desde luego! — Respondio Kyojuro. —, ¡así podremos iniciar tu entrenamiento para volverte mi sucesor!, ¡cuidaré muy bien de ti y me encargaré de enseñarte muchas cosas!
Tanjiro sintió su corazón acelerarse de emoción, pero antes de poder aceptar la increíble propuesta hecha por el Pilar de la Flama, miró a sus amigos.
— ¡Adelante, Tanjiro, no te preocupes por nosotros! — Ánimo Zenitsu. —. Además, no todos los días se presenta la oportunidad de ser el Tsuguko de un pilar.
— ¡¡El idiota tiene razón, hazte fuerte para poder enfrentarnos cuando seamos pilares!! — Agregó Inosuke, haciendo enojar a Zenitsu por llamarle idiota.
Siendo así, y con el apoyo de sus amigos, termino aceptando la proposición del Pilar de la Flama, haciendo que este último casi hiciera aparecer llamas de la alegría y corriera a abrazarlo y levantarlo de los hombros con amistosidad y cariño.
— ¡No te arrepentirás, kamado, eso puedo asegurarlo! — Mencionó Rengoku, poniéndolo de vuelta en el suelo. —, ¡ahora ve a arreglarte, en cuanto termines dejaremos este lugar y partiremos juntos a mi finca!
Tanjiro asintió con la cabeza y se acercó a sus amigos para despedirse, hizo una reverencia al Pilar del Sonido y se encerró en una habitación para poder cambiarse.
— Ayudemosle a empacar. — Sugirió Zenitsu y tomó a Inosuke del brazo para conducirlo a la misma habitación en la que Tanjiro había entrado.
— ¡¡No me des órdenes!! — Replicó el chico jabalí, siguiendo al rubio.
Estando solos, Uzui y Rengoku crearon entre ellos un ambiente que para nada era algo cómodo.
— Tendrás que hablar con la jefa de la casa en la que lo metí. Si se va sin motivo causará grandes consecuencias. — Sugirió Uzui, limpiándose los oídos.
— Eso deberías hacerlo tú, después de todo, esta fue tu brillante idea. — Respondió Kyojuro, quien, al estar Tanjiro lejos de él, pudo ser capaz de mostrar lo molesto que estaba con su compañero Pilar.
— ¿Debo recordarte que él se ofreció para el trabajo?
— Él no sabía en concreto lo que tú le pedirías hacer. ¡Lo metiste en un burdel, Uzui!
— ¿Y qué?, después de todo, nadie lo tocó, ¿o sí?
Rengoku guardó silencio por un minuto y después replicó.
— Pues no, pero imagina lo que habría sido para él el tener que pasar un mal rato con cualquier pervertido que este de paso por aquí.
— Dudo que alguien habría querido quedarse en esa habitación después de descubrir que a él le cuelga algo entre las piernas.
— ¡¿Qué intentas decir con eso?! — Cuestionó Rengoku, furioso.
— Por favor, Rengoku, los hombres vienen aquí en busca de mujeres, por algo no hay hombres prostituyendose aquí.
— Eres un...
— ¡Ya estoy listo! — Anunció alegre Tanjiro, entrando de vuelta a la sala ya con su uniforme de cazador y el haori puesto, y cargando en su espalda la caja de madera en la que resguardaba a su hermana.
Rengoku tuvo que hacer un enorme esfuerzo para disimular su rabia y le costó solo unos segundos cambiar su expresión a una totalmente animada y feliz.
— ¡Estupendo! — Dijo. —. ¡Andando, no hay tiempo que perder!
— P... pero, tengo que despedirme de la dueña de la casa en la que trabajé.
— ¡No te preocupes, Uzui ya se ofreció a hacerlo por ti!
— ¡Hey, yo no dije eso!
— ¡Por supuesto que lo hiciste! — Respondió Rengoku, sonriente y miró al reloj de la pared. —. ¡Mira la hora, será mejor apresurarnos antes de que anochezca!, ¡adiós Uzui, gracias por nada!
Y con esa despedida, Tanjiro y Rengoku salieron del Distrito del Entretenimiento y emprendieron la caminata de vuelta a sede de los cazadores, lugar en el que Tanjiro iniciaría un nuevo capítulo en su vida junto al Pilar de la Flama.
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Me lo dijo un cuervo | Kyotan
FanfictionEn un universo en el que Kyojuro Rengoku no falleció a manos de Akaza, Tanjiro y el Pilar descubrirán que lo que sienten el uno por el otro va mucho más allá que simple admiración. Pero pronto descubrirán que Muzan también tiene a Tanjiro en la mira...