Me lo dijo un cuervo | Kyotan

Prólogo

El sol salió de entre las montañas que escondían aquel valle. Y con su llegada, Akaza se vio forzado a retirarse del campo de batalla. Pero mientras se alejaba no paraba de vociferar:

— ¡¡Esto no ha acabado, Kyojuro!! ¡¡volveré a encontrarte y te convertirás en un demonio!! 

Mientras tanto, Tanjiro estaba congelado al ver como poco a poco el suelo se iba empapando de la sangre del Pilar. Necesitaba concentrarse. Necesitaban actuar de inmediato antes de que fuera demasiado tarde.

— J. . . Joven Kamado. . .

— ¡No hable y no se mueva, por favor! — Le ordenó Tanjiro y Kyojuro no dijo ni hizo nada más.

Miró a todas partes. Girando en todas direcciones para ver si podía captar algún aroma que pudiera revelar la ubicación de algún pueblo o ciudad cercana, pero lo único que olía era la sangre del rubio y la inmensa y agria pesadez que envolvía el lugar.

— ¡¡INOSUKE!! — Gritó e Inosuke se incorporó de un salto. —, ¡busca alguna aldea!, ¡¡AHORA!!

Inosuke no perdió tiempo he hizo uso de una de sus técnicas de respiración para buscar con las vibraciones del viento alguna comunidad cercana. Zenitsu, por su parte, se había despertado gracias a los fuertes gritos de Tanjiro, y este último aprovechó esto para ordenarle ayudarlo a cargar a Rengoku para llevarlo.

— ¡¡Por ahí hay una!! — Vociferó Inosuke, temblando de miedo y rabia. Aunque no lo admitiría, y apuntó al lado opuesto por el que Akaza había desaparecido.

Así pues, los tres se pusieron en marcha lo antes posible y ayudaron para lograr su objetivo de llevar al Pilar de la Flama a la aldea más cercana. . .