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Hitoshi no tenía una regadera por lo que siempre solía bañarse en un sento que estaba a la vuelta de su casa y lavaba su ropa en la lavandería que estaba a dos cuadras, su cuarto apenas permitía que dos personas pasearan libremente y la privacidad se veía invadida, pero al único que le parecía insignificante era al rubio, que podía vestirse delante de él como si nada. Denki tenía una figura bástate delgada como para tener casi 7 meses de embarazo y eso le asombra a Hitoshi, siempre creyó que las embarazadas tendrían que tener una gran pancita por ley.

—¿No quieres tocarlo?No podía evitar verle el vientre siempre que usaba ropa un poco más pegada, estaba un poco preocupado, era mucho más pequeño de lo que debería ser un vientre normal y a Denki no parecía importarle en lo absoluto.

—No, está bien.El rubio chasqueó la lengua y con fuerza la agarró la mano para pasarla sobre su piel pálida.

—¡Dios, estás muy frío, hasta el bebé pateó!Hitoshi rio de los nervios porque también pudo sentir aquel movimiento.

—Tú me obligaste, no será mi culpa si ese bebé me odia.Los dos rieron y entonces, con la mirada de Denki fija en él, exploró aquella pancita. Era raro, pero no era algo que le desagradara, era tierno sentir algo tocándolo igualmente. Era tan cálido.

— ¿Sabes qué nombre ponerle?Apartó su mano y vio el gesto del rubio hacer una mueca triste.

—Niño o niña, quiero que se llame Dai, simple y bonito.

—Es un nombre bonito. Elegante hasta cierto punto.

Ambos empezaron a hablar de nombres, de lo que tenía planeado hacer o comprarle al bebé y en medio de esa conversación tuvo una revelación algo tardía. Ciertamente, incluso aunque llevaban un mes viviendo juntos no sabía nada del muchacho, sabía lo básico, como su nombre y los meses del embarazo y una que otra cosa sobre su relación con ese tal Enji Todoroki y que trabajaba en ese momento en una campaña publicitaria para 6%DokiDoki.

—¿Cuándo es tu cumpleaños? — trató de preguntarle discretamente un poco más acerca de él, mientras trataba de descansar en su pequeño departamento.

—En un mes, curiosamente el bebé también nace aproximadamente en un mes.

—Entonces cumples 25 el próximo mes.Se quedó callado, rezando para que Kaminari le resolviera sus dudas.

—¿25, tan joven me veo?Escuchó su risa mientras dejaba de lado uno de los libros de Shinso — Me halaga, pero no, estoy a punto de cumplir 28 años — no lo podía creer, su compañero de cuarto le llevaba 4 años a pesar de que se veía super joven, incluso más juvenil que él.

—Que mentiroso, pareces de 19.Su compañero rubio escupió parte del té que estaba tomando por la sorpresa.

—Por Dios, ¿albergarías a un menos de edad en tu casa así sin más?

—¡Ponte en mis zapatos!, estabas en un callejón oscuro pidiéndome que te ayudara. Poco a poco fue sacando información de su compañero de cuarto, compañero que agradecía tener porque le pagaban muy bien y al menos, ya no tenía que preocuparse por los gastos de la casa, sino por los de su pasaje y la escuela.

—Cerámica, que emocionante, ¿y sabes manejarla?Los domingos se encontraban o en el mini cuarto de Shinso o solían ir a caminar, que, aunque Shinso prefería quedarse en casa porque quería descansar y por la salud de Kaminari, el rubio era más de visitar muchos lugares en una sola noche, aún con todo y sus pies hinchados.

—No mucho, pero he hecho unas cuantas cosas.El rubio tomó las grandes manos del jóven pálido delante de él, dejando por un momento de lado el pequeño pastel de fresa que habían pedido. El pelimorado se sintió invadido y avergonzado, las manos de Kaminari estaban cuidadas, suaves, largas y delgadas y las de él eran... Bueno, no eran las más bonitas.

—Es increíble que estas manos hagan eso, dime, ¿me harías una taza? Te la pagaré.Sin duda alguna el Denki que estaba en frente de él se veía mucho mejor que el que conoció, sus ojeras ya no eran tan pronunciadas y había agarrado color o eso parecía bajo las luces rosas y naranjas de la pastelería. El cabello le brillaba y se veía sedoso y su sonrisa iluminaba la habitación.

—Bueno, podría hacerla, pero...Lo miró con ojos coquetos, no iba a negar que desde que empezaron a hacerse más cercanos lo veía muy apuesto, pero estaba loco, el chico tenía un bebé en camino y él aún no acababa su carrera de contador, mucho menos tenía una casa propia o un ingreso estable para poder cuidar de ambos.

—¿Pero?

—Yo no le hago tazas a chicos que no van al doctor para revisar el progreso de su embarazo. Apartó su mano lentamente de las manos ajenas. Observó el gesto sorprendido de Denki y después este cambió a uno enfadado.

—No soy irresponsable, claro que voy, sólo que tú no estás nunca en casa así que no lo ves, pero voy cada mes o cada que sienta que algo va mal.
El rubio tomó un sorbo de su malteada mirando el exterior de la ciudad nocturna.

—Ya, ¿entonces que tu barriga se vea de 4 meses es normal?

—Sí, Hitoshi, es completamente normal, no pasa nada.Iba a ignorar lo delicioso que sonó su nombre en aquellos labios, pero sus mejillas no querían cooperar con él, ni esa ni la siguiente vez que Denki dijo su nombre.

Hasta que todo se solucione || ShinkamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora