Prólogo

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Lo conoció en su trabajo, mientras él tecleaba en su hoja de Excel los datos de los proveedores de la empresa a la que trabajaba, y aquel hombre lo veía a lo lejos, parado en frente de la máquina dispensadora de agua. Sabía que lo estaba viendo porque si miraba por encima de su escritorio podría ver esos ojos filosos, azul cielo, puestos sobre su ser, aquel hombre era enorme en todos los sentidos, robaba fácilmente la mirada de todos en la oficina, sin contar que su cabello era tan llamativo como él mismo.Nunca lo había visto en la empresa, en ningún lado de los rincones de las más altas y sofisticadas oficinas que él había visitado para entregar informes. Pensó que hasta ahí se quedaría su interacción, en unos cuantos intercambios de miraditas furtivas, por lo que cuando esa espalda ancha entró lentamente por el elevador y se esfumó de su vista dorada, volvió a teclear y calcular unos cuantos datos para acabar su gráfica y se mantuvo bajo concentración en su trabajo, al menos hasta que a los minutos se inquietó pensando una y otra vez en el hombre. Le calculaba unos 47 años, alguien posiblemente casado o soltero, no había punto medio, tenía una musculatura enorme y jugosa que se le podía ver a través del traje de trabajo de oficina y tenía unos ojos celestes que eran calientes y el cabello pelirrojo sedoso y brillante, sin duda un hombre, sobre todo, uno de los que era muy su tipo.Saliendo de trabajar, ya cuando las luces de la ciudad le iluminaron los ojos, observó un rato el cielo, sólo analizando las pocas estrellas que se podían ver con las luces artificiales de la ciudad.

—Buenas noches — escuchó detrás suyo una voz gruesa — ¿No ha visto a un chico bastante parecido a usted? Resulta que lo invité a cenar esta noche y quedamos de vernos a esta hora y en el lugar en el que está parado — Kaminari sonrió por la actitud que tenía el hombre que había visto horas atrás en la oficina. Se le veía la coquetería en los ojos y las ganas de ponerle las manos encima por la forma en que su cuerpo se veía atraído hacia él.

—Disculpe, no lo he visto, pero si quiere puedo tomar su lugar, se ve que es un hombre al que no le gusta esperar.

—Tiene un muy buen ojo — Kaminari le sonrió viendo su rostro gracias a las luces nocturnas de la ciudad. El hombre era más guapo de cerca, con unos ojos tan profundos e intensos que le hacían temblar las manos. Le sacaba unas 5 cabezas y eso lo estaba volviendo más dócil de lo que era.

—Denki Kaminari — el chico rubio extendió la mano con una firme pose y el hombre tomó aquella mano con suavidad para llevarla hacía sus labios.

—Un gustó, soy Enji Todoroki.

Le daba escalofríos la voz del hombre, le llenaba de una intensa adrenalina y en el momento en que entró al carro del pelirrojo pensó que tal vez por fin podría tener su historia de amor.

Hasta que todo se solucione || ShinkamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora