—Ay niña. No estoy buscando que se declare, solo... Que haya un algo.
—Que se te declare es tener algo, tonta —burló mi hermana, yo sonreí y enterré mi rostro en la almohada.
—Además, creo que le gustan rubias. Hoy lo ví platicando con Amber y ella lo tocaba de tal manera que se lo cogía con las manos, todos dicen que se gustan —suspiré—. Y no la culpo, Johnny es atractivo y se que no le es del todo indiferente, además, está soltero.
—¿Y por qué tu no le hablas más?
—Como si pudiera. Soy tan tímida qué cuando voy a una panadería llena de pan pregunto: "¿vende pan?" —soltamos una carcajada—. Quien sabe qué idiotez le podría decir a Johnny —mi hermana rió más.
—Hay que darte un empujón entonces —tomó mi celular y antes de que yo pudiera protestar o decir algo, ella ya había marcado al número de Johnny.
La miré asustada y mi terror se sumó cuando escuché:
—Hola (T/N), ¿aún despierta? —salté en la cama nerviosa y le pegué un manotazo a mi hermana.
—¡Contesta loca! —ordenó murmuró.
—¡Tu eres la loca! —replique de la misma forma.
—¿Hola? ¿Estás bien?
—¡Hola! —respondí.
—Hola, es la tercera vez que te digo hola —rió.
Escuchamos como la puerta se abrió, era mi hermano mayor, nos miró confundido y mi hermana lo jaló para contarle todo.
—Dios, su risa es hermosa —le susurré a mis hermanos—. Si, hola. ¡Digo! Si, la tercera vez.
—Si, entonces, ¿me llamabas por algo en particular?
—No, la verdad no, solo estaba...
—¿¡(T/N) está enamorada de Johnny!? —preguntó sorprendido mi hermano, de inmediato se tapó la boca.
Todo se quedó en silencio hasta que Johnny habló.
—¿Te gusto?
—Depende.
—¿De qué?
—Si yo te gusto a ti, si me gustas. Pero si no te gusto, no me gustas —dije nerviosa.
—Creo que entiendo... Nos... Nos vemos mañana, hablaremos en el set, pasa buena noche. Adiós —colgó.
—Ay no —dije.
En la mañana, cuando ya había llegado al set, me quedé justo en la entrada.
No debería entrar, no, si debería, es mi trabajo. Pero puedo reportarme enferma.
¡Mierda (T/N), no seas tan cobarde. Solo es el rechazo!
——Ay, no quiero que me rechace —lloriquee. Entré pensando en un plan.
Número uno: me escondo en mi camerino hasta que vaya la maquillista.
Número dos: Soy la protagonista y Johnny también, así que como haremos escenas juntos. Fingiré que después de esas escenas estaré ocupada. Aunque no tengo nada más que estudiar el guion y hablar con el directo sobre las escenas.
Número tres: No volver a hablarle a Johnny.
Pésimo plan.
Pensé.
Será pésimo, pero es el mejor y el único que se me ocurrió.
Caminé lo más rápido posible, solo me detenía a saludar a quienes me encontrara. Estaría nerviosa y al borde del rechazo, pero mi educación no se iría nunca.
—¡(T/N)! —escuché el llamado de Johnny a mis espaldas.
—¡No existo! —dije nerviosa y casi corriendo al camerino.
—Por favor, tenemos que hablar de lo que pasó anoche.
—No tenemos. Borralo de tu mente, nunca pasó. ¡Puf! Olvidado —entré al remolque y cerré la puerta, él se quedó ahí.
—(T/N), en serio. Tenemos que hablar.
—Si no me corresponden solo vete, se sobre los rumores de que tu y Amber se gustan él uno al otro y está bien. Hacen linda pareja, por cierto.
—(T/N) entonces no me iré de aquí nunca —me quedé tiesa como diría mi hermano.
—¿Qué... Qué significa eso exactamente? —pregunté empezando a dejar de presionar mi cuerpo contra la puerta.
—Si me dejas pasar te lo digo y te lo diré claramente —me aparté.
—Pasa —él entró y mi corazón empezó a latir como loco—. ¿Qué significa exactamente?
—No tengo nada que ver con Amber, y verdaderamente no quiero tener nada con ella. Es linda, pero no es tu —empezó a acercarse más—. Ella no es tu y por eso no me gusta. Tu siempre te trabas al hablar, cambias el tema de la nada y te ríes por cosas que no entiendo, pero todo eso es lo que me enamora de ti cada minuto más. Soy tímido y sé que tú también lo eres, así que era muy difícil que pudiera hablar contigo en un principio, pero cada que lograba hacerlo deseaba que pasarán mil años así, por eso cada vez te buscaba más y más y solo hacia que descubriera cosas que me seguían enamorando de ti.
—¿Es una declaración?
—Claro que lo es —tomó mis manos—. ¿Puedo... Puedo ser tu novio?
—Dios mío, obvio. Obvio que quiero, ¿por qué no quisiera? Eres tu y yo soy yo, así que si somos suficiente —rió, de nuevo decía estupideces.
—¿Ves? Por eso me gustas —me dio un beso, yo lo abracé por el cuello con alegría.
Mis hermanos se morirían del gusto.
Holi;)
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