Incoherencia

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Después de la victoria contra los telmarinos, todos se encontraban festejando en el castillo el gran logro de Narnia, los reyes Pevensie eran los más aclamados por la multitud y Caspian por primera vez en su vida se sentía amado.

— Edmund ¿estas bebiendo?

Edmund miró confuso su copa, siendo sincero si se sentía un poco extraño, un poco más lento.

Levantó sus hombros en señal de confusión y procedió a soltar una risa tonta, Susan suspiró de cansancio, sintió a Lucy jalarle su vestido y miró en la dirección en que la pequeña le señalaba.

Peter se hallaba saltando y gritando junto con otros, él también estaba ebrio.

— ¿Es que acaso soy la única consciente de que todos somos menores de edad?

— Relájate Susan, solo será esta vez, aparte se ven contentos.

Mencionó Lucy, divertida de ver a su hermano mayor hacer el tonto. Susan decidió hacer caso de la sugerencia de Lucy y se fue para hablar con las mujeres del pueblo.

Edmund siguió bebiendo del dulce licor que se encontraba en su copa, disfrutando la sensación de adormecimiento que le provocaba, arrastraba la mirada por el gran patio, sin buscar a nadie en particular, pero en algún punto del lugar había hecho contacto visual con Caspian, con el nuevo Rey de Narnia.

Caspian también se encontraba mirándolo intensamente, un sentimiento de ardor comenzó a emergerle desde adentro, optó por culpar al alcohol, Edmund también había comenzado a sentirse extraño, pero él sabía que no se debía al dulce líquido en su sistema, asustado de esa nueva sensación, apartó la vista del joven de cabello oscuro y se puso de pie para salir del lugar.

Ya había bebido lo suficiente y además se encontraba exhausto, así que camino lentamente (a causa del mareo provocado por el alcohol) hacia el interior del castillo para buscar su habitación, estuvo vagando por los largos y oscuros pasillos del castillo totalmente confundido.

— Jodido castillo ¿por que demonios tiene tantas habitaciones?

El castillo por dentro tenía muy poca ilumacion, y Edmund al estar algo ebrio veía todos los pasillos iguales, finalmente terminó por rendirse y se dejó caer apoyado en una de las murallas. Caspian también había abandonado la fiesta, ya se había hartado de escuchar a los castores hablarles sobre la vez que alguien le había robado algo sobre unos postres extraños, Caspian sinceramente se encontraba muy fuera de si.

— ¡Caspian!

El recién nombrado se giró tambaleándose un poco, vio a Susan correr en su dirección y se quedó esperándola.

— ¿Ya vas a entrar?

Caspian asintió.

— Si ves a Edmund podrías ayudarle a llegar a su habitación, estoy segura de que quedó en algún lugar al azar dentro del castillo.

Caspian se quedó mudo, procesando lo que la reina Susan acababa de pedirle, luego de unos segundos asintió lentamente.

— ¿Estas seguro que entendiste? — Preguntó un poco desconfiada.

— Si si, encontrar a Edmund y dejarlo en su cama.

— Exacto, gracias Caspian.

Susan le sonrió y se dio media vuelta para ir nuevamente a la fiesta. Caspian entró al castillo y comenzó a llamar a Edmund en cada pasillo que visitaba, finalmente dio con el y no pudo aguantarse la risa de ver al rey Edmund durmiendo sentado junto a la pared.

— Vamos Ed, debemos ir a tu habitación...

Edmund abrió levemente los ojos y reconoció casi de inmediato el rostro de Caspian, sonriendo complacido de tenerlo tan cerca.

— Eres muy guapo...

— Gracias —Caspian sonrió y tomó en sus brazos al menor.

Edmund dejó caer su cabeza en el hombro de Caspian y comenzó a jugar con su cabello, enredando sus dedos en el.

— En serio eres muy lindo...

— Si si, no hace falta que lo digas de nuevo.

Edmund dejo el cabello de Caspian en paz y en su lugar comenzó a dejar pequeños besos en su cuello, logrando que Caspian se detuviera y dejara salir un suspiro tembloroso.

— Rey Edmund...¿Qué haces?

Caspian estaría mintiendo si dijera que la sensación que los labios de Edmund le provocaba no le gustaba, porque jodidamente si lo hacía.

Edmund no respondió y en su lugar empezó a subir sus labios hasta llegar a la oreja de Caspian, luego a sus mejillas y finalmente se detuvo a centímetros de los labios del contrario.

— Eres estúpidamente apuesto.

Y beso con fervor los labios de Caspian, si darle tiempo a procesar lo que estaba ocurriendo, por la impresión Caspian soltó a Ed pero este en ningún momento dejó de besarlo, segundos después Caspian comenzó a corresponderle el beso y lo sujetó fuertemente por la cadera, empujándolo contra una de las paredes del pasillo, presionando su cuerpo contra el suyo.

Edmund dejaba salir pequeños jadeos al sentirse sobre estimulado en su parte baja, Caspian sabía lo que hacía.

Una de la manos de Caspian comenzó a recorrer el cuerpo de Edmund, acariciándole por sobre la ropa, deteniéndose muy cerca de su entrepierna.

— Debemos ir a un lugar más privado — Sugirió Caspian, separándose levemente de los ya hinchados labios de Ed.

— Haz lo que quieras pero no dejes de besarme.

Y Caspian obviamente no dejaría de hacerlo.

Entre tropezones y jadeos llegaron a la habitación de Caspian, no sabían si alguien los había visto en el trayecto, pero les importaba muy poco, en esos momentos ambos reyes solo podían pensar en el cuerpo desnudo del otro.

— ¿Estas seguro de esto? —Preguntó Caspian en un momento de lucidez. — Ambos estamos ebrios...

— ¿Quieres callarte y sacarme la ropa?

La actitud demandante de Edmund que a Caspian antes le parecía un poco desagradable, en estos momento solo lo calentaban más, así que sin perder tiempo le quito la ropa y lo arrojó a la cama.

Las nuevas sensaciones que inundaban el cuerpo de ambos jóvenes eran totalmente indescriptibles. Edmund se sentía en el cielo, las manos de Caspian le acariciaban cada parte de su cuerpo, nunca se había imaginado estar así con un hombre, pero para nada se arrepentía, Caspian era un amante excelente.

— ¿Puedo meterlo? — Preguntó Caspian con la respiración agitada, obtuvo una afirmación por parte de Edmund y de una sola estocada ya se encontraba dentro de Ed.

Ambos reyes no pudieron retener el gemido de satisfacción que dejaron salir ante las nuevas sensaciones.

Puede que esto solo ocurriera por el alcohol en sus sistemas, pero Edmund nunca se había sentido de esta forma, y quería disfrutarlo al máximo, después de todo Caspian era alguien especial, demasiado especial para el. 




¡Holaa!



𝑅𝑒𝑙𝑎𝑡𝑜𝑠 𝐶𝑎𝑠𝑚𝑢𝑛𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora