Entre amigos

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Mis piernas no podían más, por cada paso que yo daba Josh parecía que daba tres. Definitivamente no podía seguirle el ritmo.

— Vamos, mi madre nos va a matar — dijo mi amigo como si pudiera leerme la mente.

Claro, es muy fácil para él decirlo, siempre ha sido el típico deportista de instituto. Aunque también he de reconocer que si nos encontrábamos en esta situación era por mi culpa. Josh y yo hemos sido amigos desde la guardería, básicamente somos como hermanos, hemos hecho todo juntos y en cierto sentido somos como un estereotipo de "introvertido mejor amigo del extrovertido". Y no me quejo. Mi lista de amigos se reduce simple y exclusivamente a Josh, si no fuera por él, sería un marginado en el instituto.

Hoy nos hemos ido a pasar el día a la playa y habíamos quedado en que iría a pasar la noche a su casa. Hasta aquí todo normal, es algo que solemos hacer muchos fines de semana, la única norma que nos pone su madre es que lleguemos antes de que oscurezca. Y ya hacía un par o tres de horas que había oscurecido...

Como iba diciendo, este retraso lo había causado yo. Para cuando estábamos recogiendo, no encontraba mi teléfono y estuvimos horas buscándolo, pidiendo ayuda y demás. Lo peor es que lo tenía en la mochila muy bien guardado.

Continuamos corriendo un par de manzanas más hasta que llegamos a nuestro destino. Como no, en la puerta ya estaba esperándonos la madre de Josh con cara de pocos amigos.

— Mamá, lo siento. Íbamos bien de tiempo pero se nos fue la noción del tiempo y luego perdimos el teléfono y no sabíamos qué hacer...

Josh comenzó a hablar tan rápido para intentar tranquilizar a su madre que no sabía cómo podía vocalizar cada palabra. ¡Ni siquiera entendía cómo podía estar hablando cuando yo no tenía claro ni como respirar! Después de que mi mejor amigo soltara toda la biblia por la boca se produjo un breve silencio, su madre lo miró a él de arriba abajo, después su mirada pasó a mí y tras analizarme, suspiró.

— Lo siento mucho, ha sido por mi culpa. Creía que había perdido el móvil pero resulta que simplemente soy muy despistado. No pretendía ocasionar ningún problema a Josh.

No sé si la había conseguido convencer o no pero algo en su mirada definitivamente cambió.

— Bueno, lo que está claro es que no voy a echaros la bronca aquí en medio de la calle. Subid, ducharos y cuando terminéis bajáis a cenar y ya hablamos. Liam, tienes toallas limpias en el baño.

Los dos asentimos y nos metimos en casa con el corazón en la garganta.

— Enserio, tienes un piquito de oro — me susurró mi amigo según subíamos las escaleras.

— ¿Qué quieres que te diga? Tu madre me adora, soy el único que te hace tener dos dedos de frente.

Josh me empujó de un hombro mientras abría la boca para hacerse el ofendido. Terminamos de subir las escaleras mientras nos reíamos hasta que llegamos a su habitación. Nos preparamos la ropa de cambio y me dijo que yo podía ir el primero a ducharme así que lo dejé en la habitación y me fui al cuarto de baño.

Mi cuerpo me pedía descanso, así que no tardé meterme en la ducha y poner el agua bien caliente. Eso sí que era la gloria. Mi cuerpo se relajó bajo el agua y el tiempo se fue pasando sin que yo fuera realmente consciente de ello.

No fue hasta que escuché un ruido en el baño que no salí de mi paraíso. Al darme la vuelta, me encontré a Josh totalmente desnudo en la puerta del baño. Me sorprendí tanto que estuve a punto de resbalarme.

— ¡Qué susto me has dado! Se me había olvidado poner el pestillo, salgo enseguida. Si quieres esperar en la habitación y ahora te aviso...

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