Tres no son multitud

10.9K 91 3
                                    

Los rayos de sol me golpearon con todo el calor abrasante característico de verano. De mi frente caían gotas y ríos de sudor que pretendían aterrizar sobre las hojas de mi cuaderno sobre la mesa. Joder, podríamos habernos metido dentro de la casa y poner el aire acondicionado. Pero no, Isaac tenía que tener la brillante idea de estudiar en la terraza para poder tener luz natural.

— Creo que me voy a derretir — mi mirada se dirigió a Isaac, no solo había decidido él el lugar de estudio sino que además tenía que quejarse.

— Podríamos meternos dentro de casa — la brillante idea era de Michael.

Mi atención volvió al papel en el que estaba escribiendo. Llevaba escrito más de medio folio cuando me di cuenta que mi sudor había causado estragos sobre el papel. Muchas palabras apenas podían leerse y lo único decente en toda la hoja era mi nombre, Ángel. Arranqué la hoja del cuaderno furioso. Llevaba más de tres cuartos de hora para escribir media hoja de mierda.

Comencé a sentir un odio profundo a mis profesores. ¿Por qué nos tenían que haber suspendido con un 4'9? Teníamos 17 años y acabábamos de terminar el curso más difícil de nuestra vida y en vez de darnos un descanso lo mejor que pudieron hacer fue hacernos estudiar para las recuperaciones.

— ¡Joder! — el grito salió de lo más profundo de mi alma.

— Vale, chicos — era Isaac el que hablaba desde su silla frente a mí —. Hora de descansar las mentes un rato.

Él y Michael soltaron sus lápices y cerraron los cuadernos.

— ¿Estás bien? — me preguntó Michael. Siempre había sido el responsable del grupo y no podía quedarse tranquilo si algo iba mal entre nosotros.

— No pasa nada — respiré hondo para relajarme y después solté el aire —. Solo me agobio de tener que estudiar con este calor.

— Yo tengo la solución para eso — si antes había dicho que Michael era el responsable, pues Isaac era todo lo contrario. Era totalmente imprudente y temerario, y siempre tenía en mente todas las travesuras de la historia. Se levantó y se metió en la casa, unos segundos más tarde volvió a salir con tres botellines de cerveza en las manos.

— Sabes que yo no bebo — recordó Michael.

— Pues más para nosotros.

Isaac alargó su mano para acercarme uno de las botellas. No veía por qué no. Cualquier cosa fría que pudiera meterme en mi cuerpo sería bienvenida. Di un buen trago, dejando que su sabor ligeramente amargo inundara cada rincón de mi paladar. Fue como estar en el paraíso.

— ¿Qué tal con Nicole? — ella era la novia de Isaac. La verdad es que me daba pena la pobre chica, parecía buena persona y la verdad es que no sabía si la influencia de Isaac sería buena para ella.

— Pues mal — Isaac pegó un trago a su cerveza —. Se ha enfadado conmigo y ni siquiera sé qué he hecho.

— Tío, tienes que aprender a escucharla más. Ver qué quiere y hablarlo, no puedes pensar únicamente en ti estando en una relación — Michael siempre sabía salir con los mejores consejos.

Isaac dio otro trago con una cara de pocos amigos.

— Y supongo que si estás dándome estos consejitos es porque a ti te va estupendamente con el tío este... Miguel, ¿verdad?

— Miquel — la voz de Michael cambió. Isaac siempre decía su nombre mal para hacerlo de rabiar.

— Pues eso, no me importa.

Relatos eróticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora