Tornado

1.3K 115 346
                                    

Emilio POV

Mi niñez era un borrón extraño de recuerdos que no lograba poner en orden, antes de los siete no tenía memoria de lo que había sido mi vida y a veces sentía que todos mis recuerdos comenzaban el día en que nos conocimos, podía describir perfectamente el atuendo que llevaba, el clima de aquel día y las palabras que salieron de sus labios antes de sonreírme por primera vez.

No tenía muchos recuerdos de la noche anterior a esa mañana, pero sabía que un tornado había azotado el pueblo y todo el mundo se había refugiado en los sótanos de sus casas o en refugios en las escuelas del centro, era común que en aquella época del año hubiera esa clase de eventos, pero aquel había sido de una magnitud que nunca antes se había visto y las personas estaban asustadas de lo que la tormenta dejaría a su paso.

Mi familia poseía uno de los ranchos más grandes de Texas, así que estábamos preparados para casi cualquier cosa, mi padre se aseguraba de tener la mayor protección no solo para la familia, sino también para sus animales, así que desde muy temprano mi madre preparo el refugio y mi padre guardo a los animales en sus establos con seguridad extra.

No podía pintarme la imagen de aquella noche, por más que me esforzaba en recordar no lograba formar una imagen completa, aun cuando mi madre decía que tuve pesadillas durante meses después del tornado. Yo solo podía evocar lo sucedió por la mañana.

Mi padre había salido a revisar los daños muy temprano, mientras mi madre me llevaba dentro de la casa para cambiarme y preparar el desayuno, el cielo estaba despejado y la brisa era serena, se sentía como cualquier otro día de primavera, según la familia, ese tornado nos había golpeado de horrible manera y aun así lo único que recordaba era la enorme pared que rodeaba el rancho hecha pedazos.

Después de desayunar y vestirme propiamente, mi madre me dejo salir a recorrer el jardín, haciéndome prometerle que no me metería entre los escombros, ni estorbaría en las reparaciones que hacía mi padre. Asentí con la cabeza completamente desinteresado en todo aquello, lo único que quería era ver de cerca que había del otro lado de la pared destrozada.

Corrí directamente ahí apenas salí por la puerta trasera de la casa y recorrí toda la orilla buscando un hoyito que alcanzara con mi corta estatura, los escombros eran tan altos que a menos que los escalara no lograría ver nada y sabía que si hacía eso mis padres me mandarían de regreso a mi habitación. Estaba por darme por vencido cuando de entre las ruinas se vieron unas diminutas manos quitando piedritas cuidadosamente como si quisiera abrir un agujero por su cuenta.

Me acerqué lentamente, curioso de quién estaba al otro lado, al llegar sus esfuerzos habían tenido resultados y había dejado el espacio suficiente para ver a través de los restos de cemento y tabique, me estiré de puntitas desde mi lado para poder ver mejor el jardín que se extendía al otro lado, pero un rostro se interpuso en mi camino y unos enormes ojos cafés se clavaron en los míos.

Era un niño igual que yo, pero no recordaba haberlo visto en ninguna otra parte, ni en la escuela, ni en los juegos de la plaza. Me pregunte si es que del otro lado de la pared había un mundo diferente que no conocía, incluso pensé que ese niño era otro Emilio como si fuera otra realidad, pues su rancho era igualito al mío, el único problema era que no nos parecíamos en nada.

―Hola. ―exclamó con una vocecita cantarina, con ambas manos se detenía de los escombros para poder verme bien y de reojo observar el lugar detrás de mí, parecía que ambos estábamos sorprendidos de que hubiera personas al otro lado de la pared. ― ¿Te trajo el tornado? ―negué con el ceño ligeramente fruncido, acercándome lo suficiente para poder observar el otro extremo.

―El tornado no trae personas. Solo rompe cosas. ―musité curioso observando detrás de él, había personas recorriendo su rancho, reparando techos rotos y sacando animales de sus casas.

Maldición MarcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora