Emilio POV
Los años pasaron tan rápido como el agua en el arrollo que cruzaba entre nuestros ranchos, pasamos de ser niños atravesando un hueco en la pared para poder jugar a encontrarnos a escondidas en los pasillos de la preparatoria cuando finalmente nuestros padres no tuvieron más remedio que inscribirnos a ambos en el mismo instituto a falta de otro.
Nuestra amistad se convirtió en un extraño suceso para los vecinos de todo el pueblo, mientras crecíamos nos hicimos más conscientes de los problemas entre nuestras familias, las constantes peleas por el agua del río que iba desde la casa de los Bondoni hasta recorrer nuestro rancho, el hueco que en la pared que después de incontables peleas ninguno de nuestros padres se había atrevido a sellar y los tratos con los grandes expositores que buscaban los mejores sementales para embarazar a sus vacas y yeguas.
Había un mercado tan amplio para su negocio que no tendrían necesidad de discutir tanto, pero tal parecía que el padre de Joaquín y el mío se habían jurado un duelo a muerte antes de que siquiera naciéramos y ninguno estaba dispuesto a levantar una bandera blanca. Mientras tanto nuestras madres habían sido nuestras aliadas por años, llevándonos al parque a la misma hora y dejándonos cruzar el túnel en la pared cada que lo deseáramos.
Nosotros habíamos prometido mil veces que sus peleas no llegarían a perjudicar nuestra amistad, sabíamos que algún día tendríamos las riendas del negocio de cada familia y teníamos un plan para trabajar juntos, así que sus discusiones no tenían por qué afectar nuestro futuro.
―Vas a reprobar química si sigues saltándote la clase a diario. ―exclamó Joaquín mientras recorríamos los pasillos en silencio rumbo al campo de futbol, ninguno de los dos tenía idea de como jugar, pero se había convertido en nuestro lugar para poder pasar el tiempo sin personas alrededor.
―Es bueno que tenga un amigo que fue a las olimpiadas de química este año para ayudarme a estudiar para los finales. ―respondí pasando mi brazo por sus hombros ganándome una mirada casi divertida dándome un ligero golpe en las costillas con el codo. ― ¡Hey!
―Dijiste que ya no te burlarías de mí por eso. ―musitó apartándose de mi agarré haciéndome reír, ambos éramos terribles en química, así que unos meses atrás habíamos conseguido las respuestas para el primer examen semestral con un chico que vendía "guías" en los baños. A mí me habían atrapado con mi diminuto papel doblado debajo del examen, pero Joaquín se había memorizado todas las respuestas, así que había sacado un sólido diez.
Lo que ninguno esperaba era que la maestra lo propusiera para las olimpiadas de química junto a otros chicos que se habían matado para estar en el equipo. Trató de salirse con cientos de excusas, incluso fingió estar enfermo durante días, pero nada impidió que llegara a la competencia. Donde claramente nuestra escuela perdió por una abrumadora paliza, pero al menos seguía teniendo un diez en su primer examen.
Abrimos la puerta para salir al campo, metiéndonos detrás de las gradas asegurándonos de que los chicos que entrenaban no alcanzaran a vernos y lanzamos las mochilas al piso antes de tirarnos nosotros también sobre el pasto, teníamos una hora antes de tener que irnos a casa.
―Escuché que María te invitó al baile. ―exclamó de pronto levantando las cejas insistentemente, desde nuestro primer año aquí la preciosa pelirroja me había seguido por los pasillos invitándome a fiestas y bailes sin parar, era una chica agradable y dulce, el único problema era que lo único que teníamos en común era el género al que estábamos atraídos. Aunque solo yo lo supiera. ―La pobre me siguió todo el día preguntando si podía ayudarla a convencerte de acompañarla.
― ¿Y cómo piensas convencerme? ―exclamé con una media sonrisa, Joaquín se encogió de hombros mirándome fijamente como si en verdad tuviera un plan.
ESTÁS LEYENDO
Maldición Marcos
FanfictionDos niños se conocieron a los siete años, una mañana después de un horrible tornado. Después de que una de las inmensas construcciones que separan sus casas, fuera destruida durante la noche, un par de ojos curiosos se encontraron por primera vez mi...