Nunca he sabido por dónde comenzar con esto de los agradecimientos pero de todas formas me agrada recordar a las personas que me animaron a escribir mis pequeñas historias.
Supongo que tengo que agradecerle a Eduar por retarme a escribir, estar al pendiente de esta historia cuando pensé que quedaría en el olvido e imaginar cada escena descrita. De alguna forma eso me dio la confianza para saber que aún podía escribir de la manera que tanto me gusta; expresando lo más que puedo a través de estas letras.
También me gustaría añadir a Brigitte aquí, por responder a mis preguntas casi aleatorias y aunque no tenía idea de qué iba exactamente siempre estuvo ahí para darme sus opiniones sobre ciertos dilemas y frases que no sabía si sonarían reales o solo a regaños. Por ayudarme a controlar el humor del gato azul sin darse cuenta (salvó a Mio de una buen sermón en más de una ocasión) y por interesarse en la premisa aunque me preocupaba que no fuese suficiente.
Finalmente, le agradezco a quienes le dieron una oportunidad a esta pequeña historia sobre un gato mágico, gruñón y dormilón; un niño humano que aprendió a soñar en una biblioteca llena de historias; y un pequeño ratón que oculta su pequeño corazón entre estanterías, pero que es -demasiado- valiente cuando tiene que serlo. Ha sido un placer escribir Gato Azul, y con un poco de fe, confianza y polvo de hadas, espero poder seguir escribiendo muchas historias más.

ESTÁS LEYENDO
Gato Azul
FantasySobre un niño que encuentra una biblioteca que cobra vida bajo cada uno de los pasos de su encargado, por lo que decide convertirse en el aprendiz del gato mágico, donde su principal trabajo consiste en mantener los libros en su lugar antes de que e...