Louis es capaz de probar lo que puede comprar la mente sin un sólo dólar usando la astucia, el arte súbito de que "no te importe una mierda", las mentiras, persuasión, e inesperadamente, encontrando el amor.
-----------------
Louis Tomlinson, un jov...
—Lo siento hermano, sólo tienes que estar callado, mi papá todavía está durmiendo, trabaja por la noche.—El muchacho se detiene un momento a verlo a la cara, ni siquiera ha abierto completamente la puerta antes de que comience a soltar algunas palabras a toda prisa. —Vamos— finalmente se mueve a un lado para darle entrada.
Parece joven. Probablemente demasiado joven para siquiera estar haciendo este tipo de trabajo. Louis no puede evitar sentir pena por lo que sea que lo haya metido en esta situación.
Louis entra a pasos largos y cuidadosos, volteándose a empujar la puerta con la mano derecha. Se pasea por la habitación en la que ambos se detienen después de cruzar un pasillo estrecho. Es la habitación del propio niño y es un tanto reducida. El momento se siente un poco incómodo, lo culpa en el horario matutino, y tiene la necesidad de moverse para evitar algún tipo de contacto visual o la falta de conversación. Es un ambiente bastante sereno, admite. En una ciudad tan ruidosa y despierta como Nueva York, es difícil de encontrar tal Edén. La pintura blanca de la pared tiene algunas inconsistencias, y le hace saber que no lo ha pintado un profesional. El ambiente es aburrido, sin embargo, algo capta la atención de Louis, y lo hace sonreír ligeramente. Hay dos pelotas de béisbol con una dedicatoria en cursiva, se sostienen en cajas pequeñas, no más de seis centímetros de largo, con un acabado transparente de plástico. Louis se considera bastante bueno para recordar nombres.
—Yo, eh... terminé el SAP en color y la impresión digital de anoche. —El joven habla mientras utiliza la computadora para mostrarle su trabajo. Se ve tan genuino que es hasta admirable. Que hijo de puta. —Saqué un poco de arte lineal de Internet, imprimí las imperfecciones...
Lo toma y se lo muestra a Louis con orgullo, recalcando los detalles con emoción. Ambos miran el objeto con una expresión positiva. Es bueno. —Mira, ese es un poco mi secreto, las marcas de polvo, la decoloración. Nadie va a cuestionar ese detalle en un millón de años, hombre. —Está totalmente de acuerdo.
Louis toma la pequeña tarjeta y sonríe mientras el muchacho continúa. —Entonces, ¿por qué 25? Quiero decir, si yo fuera tú, afeitaría un par de años, definitivamente podrías salirte con la tuya...
—Eres realmente agradable, Tony. —Louis suspira antes de interrumpirlo. —Buen trabajo.
—Siempre es un placer hacer negocios contigo. Si alguna vez necesitas algo...—Tony está mirándolo mientras caminan hacia la salida, justo detrás de él, hablando con un tono sincero mientras hace movimientos con la mano.
—¿Por qué estás haciendo esto?
—¿Disculpa?
—Eres un niño inteligente, la falsificación es un delito grave. Multa de doscientos cincuenta mil dólares, seis años de cárcel. —Louis habla sin mirarlo a la cara, sino justo a la puerta, sin detener sus pasos. Lo dice rápido, serio y claro con las cejas levantadas.
—Mierda, ¿eres... eres policía? —El muchacho cierra los ojos con fuerza y tartamudea mientras hace la pregunta.
Louis suelta una carcajada. —No, estoy tan lejos del cumplimiento de ley como vas a encontrar. Simplemente odio ver potencial en desperdicio, Jeff.
—Tony. Es Tony. —Dice rápido.
—Las pelotas de béisbol autografiadas en tu habitación... hechas a nombre de Jeff —Louis finalmente abre la puerta con una mano en su bolsillo derecho mientras repone el temporizador de su reloj con la otra y mira la hora. Lo mira a los ojos y suelta,—No te descuides, son las cosas pequeñas que te hacen tropezar.
No puede escuchar su respuesta, porque cuando termina su oración, Louis ya está fuera del departamento.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.