❝ El Blip ha vuelto a todas las personas a sus vidas como las dejaron, con ello una nueva realidad a cuál adaptarse.
Alex, una chica común y corriente, apenas está aceptando el tan brusco cambio de su regreso y lo que pensaba que sería "normal" dará...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Narrador Omnisciente
— Carajo — Dijo llevándose las manos a la cara al ver todos esos murciélagos saliendo de un árbol.
Sergei se encontraba en una misión propia en la selva del Congo. Llevaba días de búsqueda siguiendo un mapa que un explorador de una aldea dibujo, cosa que no funciono porque la humedad de la selva volvía borroso la tinta del mapa. Ahora solo valdría de su supervivencia en una de las selvas más peligrosas del mundo.
A sus 30 años tenía toda la experiencia necesaria para sobrevivir en la selva, solo que las amenazas de muerte era a cada de minuto sin descanso alguno.
La razón de que ahora se encontraba de aventura era por un relato.
Los aldeanos de tierras cercanas a la tribu comentaban que antiguamente había un reino africano que gozaba de guerreros fuertes proveniente de un elixir dejado por los Dioses, al poco tiempo de obtener esa misteriosa fuerza se volvieron como unos animales y no tuvieron más que matarlos.
Esto era una señal para aventurarse a lo desconocido.
Los alemanes, ahora conocidos como nazis estaban teniendo un régimen y no se quedaba atrás el país que habitaba, expedicionarios nazis llegaron a la tribu con amenazas, ordenes entre armas y autos blindados que llenaban de miedo a todos de la tribu. Sergei no se podía quedar de brazos cruzados ante su control.
Según el ego de Sergei "no era la suficientemente fuerte para controlar tal poder". El contaba con un buen físico y su altura le daba presencia, era el más alto de la tribu. Corto su cabello un poco haciendo que sus rulos caían por sus orejas.
