3. Con tu fantasma.

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Desperté y lo primero que vi fue el rostro de Jason babeando. Se miraba gracioso. Me moví lentamente y me senté al borde de la cama. Había sido una noche cálida después de que Jay había llegado.

-¿Qué vamos a desayunar- dijo Jay adormilado.

-¿Buenos días? Eso es lo que la gente normal dice al despertar- respondí y Jay me sonrío de lado.

-Yo morí una vez-

-Sí, Jason, ya lo sé- reí. -¿Te apetecen waffles?-

-¿Waffles?- preguntó burlón. -¿Tenemos 5 años o qué?-

Reí ante su comentario.
Olvidaba que Jason tenía ese complejo de "madures prematura", su infancia había sido difícil. Además estaba acostumbrado a alimentar a Wally con waffles, con él no era nada raro, eran sus favoritos...

-¿Grayson?- la voz de Jay me sacó de mis pensamientos. -Waffles suena perfecto- me compartió un sonrisa y asentí.

Salí de la habitación y me dirigí a la cocina. Comencé a preparar el desayuno mientras seguía adentrado en mis pensamientos.
Imaginaba cómo habrían sido las cosas si Wally aún viviera. De algún u otro modo, pasar la noche junto a Jason me había recordado mi pasado con Wally. Era raro, Jay no era ni de cerca parecido a Wally, nadie lo era.

Estaba preparando huevo revuelto cuando escuche un ruido en el pasillo. Asomé mi cabeza y se trataba de Jason en el suelo y un par de cajas a su alrededor.

-En mi defensa... am... ¿para qué tienes cajas tan pesadas?- dijo aún en el suelo.

Solo reí y continué con el desayuno. Era lindo ver a Jason así, diferente. Supongo que le ayudaba no estar en la mansión, Bruce nunca ha sido muy empatico con Jay, no desde su muerte. Pero bueno, conocemos bien a Bruce, ¿no? Ser poco emocional no es raro de él.

-Huele delicioso- dijo Jay entrando a la cocina y sentándose en el comedor.

-Y sabe mejor- respondí sin pensar.

Hubo un momento de silencio y después reímos.

-Pues... me muero por probarlo- dijo Jason con un tono pícaro.

¿¡Qué está pasando aquí!? Pensaba en mis adentros.

-¿Desayunamos?- dije para romper con la tensión.

***

Después del desayuno nos dedicamos a seguir desempacando las cajas que faltaban. He de confesar que la compañía de Jason resultaba muy amena, en la mansión casi no teníamos oportunidad de convivir, era lindo conocer otro lado de él.

-Grayson...- me llamó Jason.

-Jay, dime Dick- reí y el asintió. -¿Qué sucede?-

-¿Quién es él?- preguntó señalando una foto que sacó de una de las cajas.

Era una fotografía que Megan nos había tomado a Wally y a mí jugando videojuegos en el Monte Justicia. Teníamos 13 y 15 años. Fue meses antes de que Wally y yo nos confesaramos nuestros sentimientos. Nos veíamos genuinamente felices, como los dos mejores amigos que éramos.
Vi la foto y sentí como mi corazón se hizo pequeño, extrañaba a Wally.
Lo extrañaba cada maldito segundo y me mataba más el recordar todo el tiempo que perdimos gracias a gente ajena a nosotros, gracias a Bruce...
Jason noto mi silencio y bajo la cabeza.

-Fui imprudente, lo lamento- dijo avergonzado.

-No, es solo que... no sé... me vinieron demasiados recuerdos- reí desanimado.

-Quizá debamos terminar con esto por hoy- dijo y me encogi de hombros.

-Agradezco tu ayuda, viejo, en serio- suspiré. -Pero creo que necesito estar solo-

Jason no dijo nada, tomo su chaqueta y extendió su puño hacia mí en señal de despedida. Y se fue.

Quizás fui muy poco sutil. Pensé.

Sinceramente no tenía nada en contra de Jason, me había ayudado demasiado con la mudanza y pasando la noche conmigo, a fin de cuentas, es lo que hacen los hermanos. Además me agradaba conocerlo más allá de esa imagen de chico malo.
Sin embargo... ver esa foto, ver a Wally, vernos juntos... aún era muy difícil.
Todos estos años trabaje en mí y en mis sentimientos para poder seguir adelante, seguir con mi vida y conocer gente, darme nuevas oportunidades en el amor... pero nadie era Wally.

Me dirigí a la sala y encendí el estéreo, puse algo de música. Me tire en el sillón, viendo el techo. Poco a poco cerré los ojos y comencé a imaginar cómo sería compartir todo esto con Wally. Compartir departamento, adultez, experiencias, crecimiento... compartir nuestras vidas. Mis ojos comenzaron a inundarse en lágrimas. De un momento a otro, mientras la música sonaba, una imagen se vino a mi mente. Éramos Wally y yo bailando, abrazados, en medio de la sala. Él me miraba fijamente a los ojos, siempre le gustaron, y con solo su mirada me decía lo mucho que me amaba.
Abrí los ojos y comencé a llorar.

Estás rompiendo tu propio corazón, Dick. Pensé.

Ghost of you | birdflashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora