CAPITULO 96

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El silencio los ahogo  cuando llegaron a una bruscamente parada. Fernando calmó su respiracion antes de girar para mirar a Lety.

F: Lety estas bien?

El  preguntó preocupad por su estado. Sus ojos estaban cerrados y ella tenia sus manos en el volante tan apretadas que los nudillos giraban débilmente blanco. 

L: Lo atropelle?

Lety pregunto abriendo un ojo y mirando hacia la carretera desertada antes de ellos. 

F: No creo,.

 Fernando indicó mientras  él miró hacia afuera del lado de su  ventana.

L: Qué es?

Lety pidió estirando el cuello para obtener una mejor mirada. Fernando salió lentamente del coche con Lety rápidamente detrás de él.

Ellos se acercaron cuidadosamente. Se movió de repente haciendo que Lety agarrara el brazo de Fernando. 

L: Fernando no lo hagas...quizás sea peligroso.

Fernando se hagachó lentamente y se acerco aun mas. Era una bolsa de basura negra que hacia pequeños movimientos de vez en cuando. Un ruido familiar alcanzó las orejas de Fernando. El hagarro la bolsa y empezó a aflojar el nudo mientras  Lety protestaba en el fondo. Era como él sospechaba...él puso la mano en la bolsa y sacó una cosa blanca que tiritaba en su mano. 

L: Un perrito!

 Lety dijo sorprendida y confundida a la vez. Fernando se paró sonriendo y le entregó la pequeña criatura indefensa a Lety.

L: Quién haría algo así?

 Lety preguntó,  ella acariciaba la criatura ahora cariñosamente en sus brazos. Fernando sacudió la cabeza en incredulidad – cómo puede alguien ser tan cruel como botar el perrito y en tales condiciones como colocandolo en una bolsa de basura para asfixiarse – eso es si un coche no lo atropellaba primero. Fernando miraba atentamente a Lety como ella felizmente acariciaba el perrito.

F: Porqué no te lo quedas? 

El sugirió. Lety sonrió,  ella miró abajo hacia el perrito antes de fruncir el entrecejo.

L: No puedo...mi papá es alérgico.

 Pero entonces de repente ella sonrió brillantemente otra vez.

L: Porqué no te lo quedas tu!?

Fernando no había pensado en eso.

L: Ademas él te puede hacer compañía en esa casa tan grande que tienes.

 Fernando tomo felizmente el perrito de los brazos extendidos de Lety y aceptó.

F: Nuestro perrito!

Fernando dijo con alegría mientras abrazaba a Lety, besandola en la mejilla. Ellos se rieron y el perrito se quejo por atención...los dos se acercaron y cada uno le dio un beso en la cabecita blanca. Lety dirigía a subirse al coche otra vez cuando Fernando la detuvo. 

F: Hemos tenido suficientes sustos por una noche, no crees?

 Esta bien...ella lo aceptó y dejó caer sus llaves de coche en manos de Fernando antes de recibir el perrito una vez más de el. Ellos estaban en camino a la casa de Fernando cuando algo se le ocurrió a Lety – comida para perros.

De modo que ellos pararon en una tienda nocturna y salieron con bolsas repletas de todas las cosas que el pequeño perro podría necesitar y podria querer. Ellos pronto llegaron a la casa de Fernando. Lety abrió la puerta con el perrito en sus brazos a la vez  Fernando venia después de ellos luchando por equilibrar las muchas bolsas que él tenía hagarradas. Lety camino hacia la sala y hecho una mirada alrededor...todo se veia igual que la ultima vez que ella estuvo ahi. Ella estaba jugando con el perrito cuando Fernando se acerco y la hagarro por la cintura. Los dos acariciaban al animal cariñosamente – era un momento unico.

Las manos de Fernando se ajustaron alrededor de la cintura de Lety , él se acercaba para darle  un beso. Los labios estaban a punto de tocarse cuándo el bolsillo de la chaqueta de Lety sono fuerte asustando el perrito. El perrito se refugió en los brazos de Fernando mientras Lety contestaba la llamada. 

L: Hola papito,!

Dijo ella mientras Fernando le daba una mirada. Ya era hora, él pensó. 

E: Sabes que hora es Lety, dónde estás?

Ella repitió la pregunta en voz alta – los ojos de Fernando se agrandaron mientras  él silenciosamente le decia con señales que no le dijiera. 

Dios mío ella se lo dijo. Tanto el perrito como Fernando se miraron alarmados por los gritos que ellos probablemente iban a oír.

AMOR SIN FINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora