Mi omega

Adelanto

–¿Cómo que no está?— el hombre tembló cuando escucho con molestia la voz de su líder

—N-No la encontramos en su habitación, mandare a buscarla por la manada— el hombre soltó un gruñido

—No seas sobreprotector— el hombre hizo una reverencia al ver a su Luna, la hermosa mujer le sonreía a su esposo, mientras su pequeño hijo corría a los brazos de su padre 

—No es que sea protector, sabes lo peligroso que es el que se encuentre sola— sujeta a su hijo menor, mientras olfatea su cuello asegurándose que se encontré bien, una vez que estaba seguro besa su frente —Y más aun cuando la luna llena se acerca— la mujer suspira

–No se porque haces tanto drama, sabes que Aiton y Alexis están cuidando de ellas— esperaba que con eso dejara de exagerar

–Cachorro, tu no vas a enamorarte nunca, solo yo seré tu Alfa, ¿entendido?– el pequeño lo mira y sonrió mientras niega

–No papi, yo también me voy a escapar— dijo con inocencia, la mujer solto una carcajada al escuchar aquello, mientras el hombre casi le da un infarto

–¡Tu no vas a escapar!— gruñó —¡Solo yo seré tu Alfa!– comenzó a hacerle cosquillas, el pequeño se soltó a reír, mientras trataba de soltarse de los brazos de su padre –Dilo—

–¡N-Nunca!— con dificultad hablo

–Ya lo veremos, no me busques cuando el monstruo este en tu cuarto— el pequeño abre sus ojos con miedo

–¡No papi, no dejes que el monstruo entre!– sus pequeños ojos se llenaron de lágrimas

—Cachorro no importa que, siempre te protegeré, aunque este enojado— lo abrazara con fuerza —Los amo, ti, a tus hermanos y madre, son lo mejor que me pudo haber pasado— mira a su esposa y sus ojos brillan

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Dos adolescentes seguían lo más discreto que podían a las pequeñas niñas, quienes sin importarles lo más mínimo que los adolescentes las siguieran, aunque era algo molesto, se sentían más seguras así.

Caminaron por el inmenso bosque, aunque lo conocían muy bien, no estaba de más tener precaución, el lugar es hermoso, en ese tiempo donde la primavera estaba en el punto más hermoso

–Mira— apunto con su pequeño dedo a unos lobos a lo lejos –Ya han nacido— sonrió

—Te dije que nacerian pronto– ambas miraban a los lobos con sus cachorros, los pequeños lobos iban por alrededor explorando

Las pequeñas niñas miraban con emoción  como los pequeños cachorros corrían explorando, desde bastante tiempo vigilaban a los lobos esperando ese momento.

–Niñas— los adolescentes se ponen detrás –Tenemos que irnos– ambas hacen una mueca

—Esta bien, vayan a delantandose— los adolescentes miraban incrédulos a las niñas

—Oigan ustedes no mandan, muévase— una de las niñas los miro mal —Ady no hagas esa cara, porque no das miedo– la pequeña alza su ceja, sonríe de lado como su madre le enseñó años atrás —Vamos Ale, ellas irán atrás, ¿verdad?— ambas asienten

–¿En verdad te da miedo?— pregunta el mayor mientras comienza a caminar

—¿Has visto a su familia?— tenía razón, aunque aún creía que exageraba

—¿Vamos?— preguntó

—Yo quiero eso— la pequeña volvió a mirar a los lobos –Quiero tener mi propia familia, tener muchos cachorros con la persona que amo— la niña escucho todo con atención —¿Tu quieres tener hijos?— la niño no lo pensó mucho

–Si, pero solo tendré hijos si es con la persona que quiero– la niña miro al otro lado de bosque —Debemos irnos–

Miraron una última vez a los lobos, para seguir su camino, la pequeña niña tomo la mano de la mayor.

–¿Si fuéramos mates tendríamos muchos cachorros?–

–¿Eso quieres?– asiente —Te prometo algo mejor, si somos mates, te haré muy feliz, y te daré muchos cachorritos—

—¿Lo prometes?–

–Prometo darte una vida de felicidad—

–Prometo también hacerte muy feliz—

–¡Niñas, caminen!—

Ambas caminaban feliz, seguras de que cumplirían esa promesa, tal vez no tendrán cachorros si no fueran mates y aunque biologicamente sabían que podrían, su promesa siempre sería hacer feliz a la otra.