We Don't Have Many Days

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No tengas miedo; yo soy el primero y el último. Soy el que vive; pues morí, pero ahora estoy vivo para siempre. -Apocalipsis 1:17

Aun después de la cita que no llamaba a las esperanzas de un miedo oculto el no respondía detrás de su barca de pensamientos, su navegación sin destino entre el mar de dirac no veía una travesía más allá de los dilemas con el que sol enviaba a todo aquel que chocase con sus rayos, la sangre escurria del encierro de metales; ¿recuerdos de su madre?, siquiera los seguía teniendo. Su mirada se perdía entre las sirenas de ambulancia y su ensordecedor sonido. Ya no estaba ahí aquella persona, Solo había sangre escapando.

El saber que dentro de poco ya no tendría control sobre el mismo era aterrador, sentía de nuevo la angustiante sensación, le gustaria haberse quedado más tiempo en el lugar cálido pero el destino simplemente le invita y obliga a mancharse las manos; huyendo de todos mínimo así no llevara un infierno innecesario a las personas inocentes, hasta ese día el quería estar solo en un lugar remoto para que no haga daño a nadie. Simplemente no quería herir a nadie pero esa extraña voz le dormía.

¿Su felicidad pasajera de nuevo sería arrebatada?, ¿por qué simplemente no puede ser libre?, Su desesperacion junto a la inmóvil impotencia sólo le hacía ver como una hormiga en un mundo de gigantes, no quería mentirse a él mismo con palabras auto complacientes; El tiene la culpa de que las cosas estén como estén, por más que lo intentaba negar y nunca arrepentirse finalmente cayó dentro del agujero de la aceptación. La agua era fría, fría como el viento nocturno, no podría sonreír de nuevo.

Nunca tendría paz, había causado muerte e infiernos a personas inocentes, personas con futuros, familias y a una generación por igual, había roto a parte del cristal de las esperanzas y ahora ese cristal era sostenido por un grano de luz; ¿Luz al final del camino?, la mayoría de veces había escuchado que nunca era bueno seguirle, pero era tan atractiva a sus encantados ojos tomados por la curiosidad. Todo era tan reconocible, pero a la vez se sentía extraño, era como si toda su vida lentamente caminase alrededor de él.

Desde la incandescente y destellante luz de un quirofano hasta su sangre empapando la tierra, su nacimiento y su ¿muerte?, ¿moriria? Y si es así ¿a manos de quien?; observar su mano sujetando aquello que más le motivo a seguir adelante y no caer en el otro lado de la oscuridad era sinónimo de la ironía en su máxima expresión, no se sorprenderia si estuviese avergonzada por cómo tomó su camino. Simplemente volvió a avergonzar y a fallarle a los demás.

Ahora no será ni quien decida su destino, simplemente es una arma apuntó de ser disparada en contra de quienes atenten a los intereses de ellos, una arma ejercida sólo para cometer los más salvajes crímenes en su nombre y no de quien le apuntó, simplemente reza en el mar de las emociones y bajo de las lágrimas de la luna sus esperanzas de que sea detenido o en su mejor caso. Asesinado a manos de quienes de verdad son los que ven los trazos de un camino hacia la paz absoluta.

¿Es esto acaso la distorsión y el retorno de una dulce melodia que día a día poco se sabe de sus estrofas?, algo tan intrínseco que era imposible imaginarle incluso en un páramo tan blanco y puro de pensamientos externos, la gota que bajaba fue como un rayo del sol entre la poética llamada de los cielos nublados y densos de neblina; sin darse cuenta los minutos habían pasado detrás de las constantes corrientes de agua que bajaban por su cuerpo hasta la punta de sus dedos, ¿era esto acaso un sentimiento de que algo gigante se acercaba?. Cualquier cosa que estuviese detrás de aquella barrera entre la mente y el cuerpo era un campo desconocido, se había convertido en miedo.

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