Insensible De Plástico.

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Septiembre, ese fue el mes en que finalmente me morí emocionalmente y ¡Que felicidad!, el yo de hace 1 año atrás  hubiera celebrado como un loco, claro, porque no tenía idea de las implicaciones que aquello tenía.

Cuando sientes demasiadas emociones y se reprimen, o cuando sientes demasiado, tantísimo que el dolor psicológico producido excede las capacidades de tolerancia de la psique, ahí es cuando el embotamiento emocional sucede; básicamente te convierte en un maldito zombi insensible que percibe un aplanamiento de sus emociones, la intensidad es baja o nula y las cosas importantes respecto a diferentes aspectos de tu vida se convierten en algo irrelevante que evoca la indiferencia.

Es gracioso porque esto suele ser engañoso, las emociones positivas también se ven afectadas y básicamente la persona vive en piloto automático, así que puedes vivir una vida embotado sin siquiera darte cuenta, irónico que siendo un ser tan sensible, me sucediera justo eso y no notará cuando dejé de llorar, cuando dejé de sentir de verdad, una parte importante de mi se perdió la última vez que tuve una crisis, la sensibilidad de un niño esperanzado quedó destrozada apenas dejando tras de sí una pista, un medio caos apresurado lleno de enredos, los suficientes para pensar que nada sucedía, los suficientes para hacerme creer que me estaba recuperando o en su defecto, "me estaba volviendo más fuerte".

La depresión me ha quitado tantas cosas, que en este punto he dejado de ser una persona y soy solo un trastorno, mi antigua psicóloga estaría decepcionada de mi aunque no tanto como yo lo estoy, justo ahora.

Siento un profundo dolor pero las lágrimas no salen, es como un extreñimiento emocional, una tapa bien cerrada de metal que no puedo mover por mi mismo, soy capaz de detectar el dolor que me produce algo interno y desconocido,  pero no soy capaz de sentirlo en realidad. Y me pudro, me seco, me quemo por dentro.

Lo que creí, sería una salvación, se convirtió en una maldición doliente, una falsedad de fantasía, soy un llorón pero las lágrimas son sólo agua otra vez y mi cara es falsa porque no refleja la verdadera intensidad de lo que me esta destruyendo en el centro.

Nadie parece notarlo, tal vez por ello yo también me convencí de que esta nueva versión mía, poco quejumbrosa, aparentemente maravilloso, autosuficiente e independiente, era todo lo que podía llegar a ser y todo lo que podría necesitar. ¿A que costo sentir pero no sentir?, preferiría morir.

Estoy encerrado en el baño, hace 15 minutos tomé una desición a voluntad que jamás creí que llegaría a tomar, LLORAR. Y es que antes era tan sencillo, tan espontáneo, tan desbordante, la tristeza me sobrepasaba al punto de producirme el llanto en cada oportunidad, actualmente llorar parece un lujo lejano, una cualidad que ya no me define pues las lágrimas, aunque pocas y apresuradas, sé que se quedaron trabadas en alguna parte de mi sensibilidad, atravesando mi cuerpo.

El pecho me dolía y a pesar de que sentí que podía gritar del dolor emocional, el grito no sonó y el llanto tampoco se manifestó, que decepción.

Todo esto podría limitarse a un mal rato, pero en mi nada se limita a algún "algo", porque la necesidad de sentir me incita a mutilar partes de mi que había dejado en paz hace muchos años, y la ansiedad me pica las yemas de los dedos como si realmente fuera necesario. Y lo es, lo es para mi pero se que desde un punto de vista objetivo, no funciona de esa manera porque el dolor físico jamás podría desahogar al dolor emocional si no hay conexión entre corporalidad y afecto, es tan inútil como cargar un celular con un cargador cuya entrada no es compatible, inútil, ilógico y una perdida de tiempo.

En qué ser tan patético me he convertido, adolorido, dependiendo de quienes me abofetearon, incrustado en un mundo artificial, lleno de dudas, con pocas respuestas, con miedo al fracaso y desesperanza hacia el futuro. Nadie sabría que no puedo sostenerme a mi mismo, nadie supondría que estoy a punto de colgar mi mente o a mi del cuello.

Estoy cansado... Solo quiero volver a sentir tanto como podía antes.

Notas de un suicida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora