Coceme La Herida.

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Cuando se me abren las heridas, tengo miedo de que las tripas se salgan porque no se cocer. Pedí ayuda a varias personas, todas hicieron el favor a medias, me hilaron cuatro o seis puntos, se detuvieron y se esfumaron.
Nadie me pudo enseñar, ahora sostengo la carne con mis manos y camino en busca de alguien que conserve agujas grandes, resistentes para penetrar mi piel.

Mi mamá cubrió la herida con un parche, sabe cocer telas pero no pieles.

Mis hermanas sostuvieron mis órganos algunas veces pero siempre terminaban por dejarlas en un banco cerca de mi, quien cargaba el resto de mi interior.

Ha estas alturas creo que sabes que fue lo que sucedió con los que creí, fueron mis amigos.

Y con mis parejas no fue diferente.

Aún sigo buscando a alguien que me enseñe.

Notas de un suicida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora