Depresión.

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La depresión actúa de maneras muy extrañas en la mente, ojalá no lo supiera de primera mano, aunque claramente para cada individuo se transforma en un tumor diferente, personalizado, eso es exactamente lo que lo hace aterrador.

Pará las personas que no luchan contra ello, es mucho más sencillo describirlo como un monstruo que absorbe todas las heridas; todo lo que no se perdonó, todo lo que jamás se cerró, todo lo que aún existe como un trauma. Él lo toma, lo transforma, lo moldea a manera de pensamientos intrusivos, imágenes que se habían enterrado en alguna parte del tiempo, sensaciones que parecerían intolerables para el cuerpo humano (un dolor sutil en el hombro, una sensación de vacío en el pecho, una pesadez extraordinaria en las extremidades, una desolación en el pensamiento, porque cuando se tiene la mente en blanco es lejanamente más sencillo interrumpirla, contaminarla).

Cuando estoy dentro de un episodio depresivo, parece que la vida se me acabó en 3 segundos y no tuve oportunidad de hacer absolutamente nada, al principio era confuso, sin embargo junto al conocimiento del trastorno esto se va volviendo normal, el problema con eso es que normalizarlo es la parte más terrible del proceso y nadie te lo dice, sobre todo porque entre pacientes depresivos no convivimos mucho, es decir, estamos lo suficientemente ahogados en nosotros mismos como para buscar ahogarnos en conjunto... A veces, solo a veces somos bastante razonables, y no hablo desde lo personal, aunque tampoco me atrevo a generalizar, pero ¿qué es más considerado que el hecho de sentir que se puede tener tan siquiera un mínimo de control sobre esto, aislándose , intentando contenerlo para que no afecte a los más queridos?, claro... Eso no quiere decir que este acto tan valiente sea el más saludable pues, generalmente el aislamiento sólo ratifica lo innecesario de la propia existencia y asienta el abismal vacío en el pecho.

Ayer me encontraba relativamente bien y es aterrador sentir el episodio depresivo al borde de uno mismo, no sabes como pararlo pero tampoco quieres vivirlo, así que hoy.... Hoy ya no me pude levantar una vez más, me duele el cuerpo, quiero llorar por todo lo que hice y no hice, y sobre todo por lo que no se si estoy listo para hacer, necesito urgentemente esconderme, retraerme, adentrarme en mi antes de que pueda lastimar a alguien, necesito intentar comer algo aunque llevo 2 horas pegado a la cama, tengo que centrarme en que no estoy solo aunque me siento más abandonado que nunca por quienes amo, simulo que puedo con todo pero en realidad me quema no poder hacer nada, y durante toda esta experiencia solo me separan unas 7 horas del día anterior cuando todo aún era manejable, y también me separa una media hora desde que me di cuenta que quizá no estoy listo para esto, para la vida, aunque eso lo realice con antaño, hoy me molesta mucho más considerarlo como un hecho sólido.

La depresión actúa en la nostalgia de los buenos recuerdos como una enfermedad física cualquiera, pues una vez que pierdes ese bienestar, se vuelve real la sensación de extrañar a tu yo que reía y existía sin sentirse a dolorido, y yo extraño mucho mi recuerdo, el fantasma de un chico que sabía sonreír sin esforzarse, que sabía levantarse sin arrastrarse o desgastarse, alguien a quien lamentablemente ya no recuerdo con total claridad y que me veo obligado a no reconocer que fuí en algún momento, si es que ahora no puedo ser ni la mitad de lo que era.

Este es un llamado hueco sin eco a alguien o a algo, y te juro que quisiera que ojalá nunca te hubieras ido.

Ojalá que esa parte jamás se hubiera rendido.

Ojalá que hubieses conservado esa inocencia desde la cual tu depresión comenzó a esconderse, pero con más malicia si eso significaba no llegar a donde estamos.

Ojalá pudiera recordar como se sentía todo antes, porque sólo me encuentro con un yo de 14 años cansado, sonriendo con energía aunque se estaba pudriendo por dentro, tratando de convencerse que aunque parecía que todo era su culpa y lo merecía, iba a mejorar... O eso esperaba.

Notas de un suicida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora