Nadie Te Apoya En Realidad.

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Nunca terminas de familiarizarte con la soledad y es que sorpresivamente, la soledad es un fenómeno que se produce por diferentes variables que desembocan en el mismo resultado; ¿esta alguien ahí realmente?, nadie está ahí, no me siento importante, no siento que le importe a alguien, si un árbol cae en un bosque y  nadie está ahí cerca, ¿hizo ruido al caer realmente?

Desde que puedo recordarlo, sea por la razón que sea, si fue porque a mi madre nunca le enseñaron como ser madre, si fue porque no era experta en la salud mental, no sabía cómo acercarse o como tratarme, porque su madre jamás había sido así con ella, porque la terapia no era algo en lo que creer en ese tiempo, fuese lo que fuese, nunca me sentí apoyado.

Contarle a mi mamá que me sentía mal cuando los primeros síntomas de la depresión aparecieron solo fue como  montar un circo, un momento problemático innecesario, sobre todo porque ella creía que necesitaba salir, hacer amigos, ser como las personas de mi edad, incluso cuando claramente eso era lo que yo más quería y aunque evidentemente se me dificultaba excesivamente socializar, salir, encajar, no sentirme como lo hacía.

Luego vinieron las sospechas de ansiedad, mi mamá creía que era un problema de los nervios, algo físico que fácilmente podría arreglar con plantas y medicina herbolaria natural. Cuando tuve mi primer ataque de pánico no se entero porque prefería que siguiera viviendo en esa burbuja donde yo jamás había dejado de ser su niño de 4 años que era feliz, socializaba con todo el mundo y era ingenioso. Pero los ataques empeoraron, complicando mi vida académica en la universidad, poco a poco viéndome sucumbir y convirtiendome en ese chico disociado la mitad del tiempo por el estrés, que se salía a la mitad de la clase y corría a los baños porque estaba al borde de un ataque de pánico.

El punto de quiebre fue cuando un día finalmente la disociación me absorbió por completo al finalizar la clase de 'Entrevista psicológica 1' en mi tercer semestre de la carrera, perdí  la consciencia durante aproximadamente 15 o 20 minutos, pero mi cuerpo se movió y actuó, incluso si yo no podía recordar absolutamente nada de eso. En ese momento le conté a mi madre porque no tenía opción, si pedía dinero para mis sesiones terapéuticas (las primeras que tomaría) ella seguramente me preguntaría en que gastaba ese dinero, no era algo que pudiera esconder.

Cuando le dije la razón del porqué buscaba terapia, en primer lugar, no fue una sorpresa, no cuando el tema de la terapia ya había sido un tema recurrente durante un año sabático obligatorio que tome antes de entrar a la universidad, en ese entonces parecía estar peor... Pero medir el malestar en "peor" y "mejor", recordando ese tiempo, ahora me parece una estupidez porque sinceramente, siempre estuve en el peor momento. En segundo lugar, como de costumbre, me puso a la sombra de mis hermanos mayores.

"Andrés también decía que se disociaba, me contó una vez que no recordaba como llegar a casa, ¿tu crees que eso pasó?, yo a veces dudo que pasara"

Eso me decía explícitamente a mi, sin decírmelo directamente con palabras, que no me creía a mi tampoco, que ese año libre estaba siendo demasiado tiempo libre, que estaba confundido pero que seguramente no era lo que creía.

Mamá siempre prefirió minimizar lo que sentíamos y pensábamos si era malo o sonaba grave, antes de aceptar que algo estaba ocurriendo con nosotros, supongo que la vida con un esposo muerto era lo suficientemente difícil como para agregar el tener que lidiar con hijos con trastornos o condiciones psicológicas divergentes. Y aunque amo y respeto mucho a mi madre, no acepto que me dejara solo todo este tiempo, no acepto que minimizara mi depresión, que me dijera que iba a llamar a un psicólogo porque le pedí ayuda para hacerlo y que nunca lo hiciera, no acepto que ignorará que no podía levantarme a veces de la cama, que lloraba por todo y me decía que lo superara, no acepto que se preocupara por mis ataques de pánico y que después los ignorará, no volviendo a tocar el tema jamás, no acepto que siempre me hiciera sentir como que no tenía nada, aunque mi malestar era evidente y minimizaba todo porque ella no podía lidiar con eso.

No acepto, que la mayor excusa siempre haya sido "lees demasiado, tienes mucho tiempo libre, por eso te ensimismas  y siempre estás pensando en que enfermedad tienes", cuando a lo largo de todos estos años, solo he buscado una respuesta al porqué soy así, porque me siento así, porque me comportó así y porque no puedo ser y sentirme como los demás, como la gente que sigue, supera, construye sus vidas.

Y todo eso, no gracias a ti mamá.

Nadie te apoya en realidad si aun así te sientes solo, porque nadie te va a apoyar como te gustaría ser apoyado, así que técnicamente siempre estás solo.

Lo realmente importante aquí, es quien lo intenta, quien trata de entenderlo, de estar ahí, de hacerte saber que no te va a dar lo que quieres porque no está adentro de ti y no lo sabe, pero que va a dar algo de sí para que la soledad se mitigue.

Notas de un suicida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora