Hoseok había estado bien, realmente le había gustado su vida tres años atrás. Sin embargo, hubo algo que cambio por completo su perspectiva, aquellos dos alfas que se dejaron dominar y que lo dominaron por completo en una sola noche, no salían de su...
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Hoseok entró finalmente a su hogar, se sentía tan cansado pero feliz, habían abierto otra escuela de baile y esta vez fue en Gwangju, el lugar que fue su hogar durante mucho tiempo. Había pasado una semana, entre arreglos del edificio, decoración, firma de papeles y finalmente la pequeña fiesta celebrando la apertura, había estado muy cansado, sobre todo porque había extrañado mucho a sus alfas y a sus hijos.
— ¡Mami! – exclamó un pequeño de 13 años rebosante de alegría
— ¡Sunwoo, no corras así! – gritó otro chico de 15 años algo molesto
— Perdón hyung – se disculpó con una pequeña sonrisa
— Está bien, solo recuerda que debes cuidarte, has estado delicado últimamente – pidió con un gran suspiro
— Taehyunnie, gracias por preocuparte por tu hermano menor – sonrió Hoseok llamándolo para que se uniera al abrazo
— Te extrañamos, mamá – sonrió abrazándolo
— Yo también los extrañe mucho, me hicieron tanta falta en la fiesta, quería presumirlos con orgullo ante todos los invitados – declaró orgulloso - ¿Y sus padres? – cuestionó
— Papá Tae está en la escuela, dijo algo de que un baño estaba en reparación y él tenía que supervisar – explicó Taehyun separándose
— Papá Kookkie está con el tío Alley en la cafetería, les están enseñando a los que se quedarán en la nueva sucursal – explicó Sunwoo, a quien le decían Sunoo de cariño
— ¿Los dejaron solos? – cuestionó preocupado
— Está bien mamá, recién se fue papá Tae y solo fue porque era una emergencia – explicó Taehyun con calma – Puedo hacerme cargo por un par de horas, además siempre tengo el número de los hyungs por si algo pasa
— Está bien – asintió – Pero igual golpearé a ese par de alfas, no me gusta que se queden solos, no es tu responsabilidad estar a cargo
— Mejor dile a papá Tae que traiga hamburguesas – pidió con una sonrisa aparentemente inocente
— ¡Y pizza! – exclamó Sunoo emocionado
— Los llamaré – asintió sonriendo
Después de eso, observo como sus hijos subían cada uno a sus habitaciones para continuar con sus tareas y él simplemente camino hacia su baño para darse uno muy merecido. Habían pasado casi veinte años desde que estaba con sus alfas, nada había sido fácil, de hecho entre los problemas que cada uno tenía y las personas juzgándolos cada que salían de casa, todo había sido un caos.
Pero como bien había dicho Jungkook, no estaban solos, tenían una gran familia que los apoyaba y amaba incondicionalmente. Gracias a aquello es que pudieron superar cada obstáculo e incluso avanzar, hasta llegar al punto en que llevaban veinte años de relación, diez años de casados y dos maravillosos hijos, un alfa de quince años y un, probablemente, omega de trece años.