Capítulo IV: Alfas tontos

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Los cuatro estaban preocupados por Jungkook, lo habían visto desmayarse y no sabían realmente lo que había pasado

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Los cuatro estaban preocupados por Jungkook, lo habían visto desmayarse y no sabían realmente lo que había pasado. Incluso llamaron a Tae, pero este no contestaba, necesitaban respuestas pero no sabían a quién contactar para obtenerlas.

Se asustaron por segunda vez en la noche, debido a una llamada que venía del vestíbulo, al contestar Yoongi no tuvo que pensarlo mucho, era Taehyung quien había llegado bastante alterado y quería verlos. Suponían que Taehyung sabía lo que le había pasado al más joven y no había nadie mejor para hablar con Jungkook que Tae.

No tuvieron que esperar mucho para tenerlo en el departamento, ni siquiera los saludo o preguntó que paso, simplemente paso a la habitación de invitados observando al joven alfa dormido.


— ¿A qué hora llego? – cuestionó Taehyung

— Hace unos diez minutos – contestó Jimin - ¿Tae, qué pasa? ¿Por qué Jungkookkie vino así?

— Su padre... no sé mucho, solo lo escuché gritar que Jungkook ya no era su hijo porque a Jungkook le gustan los alfas – explicó con lágrimas en los ojos

— Maldición – gruño Alley frustrado

— ¿Sabes algo? – cuestionó Taehyung

— No puedo decirlo, lo conveniente es que él les hable – se excusó y era cierto, él no podía revelar los secretos del menor

— Mierda – gruño Taehyung – Despierta, Jungkookkie – pidió besando su frente

— Estaremos en el comedor – le avisó Jimin


Taehyung se quedó ahí, a un lado, solo observando el rostro durmiente del pequeño alfa. Había querido golpear al señor Jeon en cuanto escupió esas crueles palabras, en verdad quiso enfrentarlo y hacerle pagar todo el dolor que había sufrido Jungkook, pero sabía que quien lo necesitaba era el pequeño alfa ahí recostado.

Ni siquiera le avisó a su madre, simplemente salió de la casa, primero lo fue a buscar a la casa de los Jeon pero no había nadie ahí y cuando pensó en los posibles lugares a los que pudiera recurrir, solamente pudo pensar en sus amigos.

Alley era lo que Mochi era para él, un gran amigo y confidente, pensó que era el lugar más probable al que pudiera ir con el corazón roto y no se equivocó. Escuchó su celular sonar y por primera vez lo observo, tenía tantas llamadas perdidas y mensajes, pero no pudo ver ninguno porque otra llamada se hacía presente.


— ¿Hola? – contestó limpiando sus ojos, tenía lágrimas en ellos y apenas leyó que era su madre quien llamaba – Si lo encontré, dile a mi tía que estoy con él... n-no lo sé, no he podido hablarle... me quedaré con él por hoy... estamos con Mochi, Alley, Kitty y Yoongi-hyung – explicó suspirando – Si, está bien... No, no le digas porque querrá venir y eso puede alterar a Jungkookkie... Adiós mamá

No quiero esto - VHKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora