Finales del siglo XVII...
La noche comenzaba a llegar, pero eso no era impedimento para continuar con su trabajo y hacer cumplir la ley religiosa al cazar, juzgar, sentenciar y castigar a todo que fuera encontrado culpable de herejía. La gente se encontraba reunida en la plaza, algunos sollozaban, otros festejaban o sonreían con malicia y algunos solo estaban de curiosos viendo como los restos de una persona terminaban de calcinarse.
Un hombre con una túnica negra, se colocó frente a la multitud, al mismo tiempo que alzaba sus brazos para aplacar a la gente. Sin percatarse que dos personas se acercaban a la muchedumbre. Cuando las personas se calmaron.
- ¡Una vez más, hemos erradicado la maldad en este pueblo! - la gente grito – al quemar a esta alma hereje que se entregó al mal no solo en cuerpo y alma, sino que también...
Su discurso se interrumpió al escucharse unos fuertes pasos en el cadalso; un hombre con capa negra se aproximó al cadáver calcinado, pasando su mano frente al cuerpo.
- ¡Oye!, ¿Qué estás haciendo?
- ¿Fue usted quien ordeno e hizo esto? – pregunto el hombre
- Solo cumplíamos la ley divina al quemar a este hereje que se entregó al demonio, no solo en alma, sino también en placer carnal
- ¿Ese fue su crimen? – esbozando una sonrisa - ¿entregarse por amor? – el sacerdote se sorprendió
- ¿No escuchaste?, ¿como sabes que tuvo relaciones con el demonio? y... ¿Qué es gracioso?
El hombre comenzó a reírse a carcajadas, causando miedo e ira entre las personas
- Usted... ha hecho cosas peores
- ¡¿Qué dijiste?! – viéndolo furioso - ¡¿Quién eres?! Y...
El sacerdote guardó silencio al ver aparecer una parvada de murciélagos, al mismo tiempo que se escuchaban gruñidos de lobo y criaturas que salían de los callejones.
- Tu... tu eres...
- Mujeres y niños inocentes no – sonriendo - él es mío
El joven señalo a los aldeanos con su mano, iniciando una masacre sangrienta por los animales y monstruos que iban con él, sin tocar a quienes habían llorado por el injusto destino de la víctima. El sacerdote quiso escapar, pero al girarse, lo vio frente a el
- ¡Atrás!, ¡Atrás o si no...! – colocando un crucifijo entre él y el hombre. Pero para su sorpresa
- ¿Es en serio? – sujetando el crucifijo – ya deberías saber que eso no funciona conmigo – arrinconándolo
- Tu... ni creas que me das miedo
- Pero yo no vine a provocarle miedo... vine a "cobrar"
Fuera de la aldea, lo pocos inocentes huían como podían, mientras dos personas observaban la villa empezaba a ser quemada, así como escuchar los gritos de las personas que eran asesinadas mientras el olor a sangre inundaba el lugar
- ¿No deberíamos intervenir?
- No... y sabes porque... pero, no es justo que solo ellos se den un festín
- Ya te estabas tardando. Aunque sabes que se enojaran
En el cadalso, el hombre se acercó al cadáver calcinado, al mismo tiempo que acariciaba el, ahora rostro de ceniza
- Perdóname... no llegue a tiempo... no debí dejarte... no...
- ¡Eres un cínico! – grito el hombre de la túnica negra– era una muy buena persona, pero tenías que...
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La Espera
VampirSiglos atrás perdió a la persona que amaba, desde entonces siempre se ha portado frio con la nula esperanza de volver a sentirse vivo, a pesar de ya ser un muerto, hasta que un doncel lo sedujo en el hielo. Ellos guardan un profundo secreto. Ambos s...