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Decisión.

Quiero decir que he sido estúpido. -Habló Akaza con un tono de voz frío y a la vez delicado.

He hecho todo mal hoy.

Y tú mejor que nadie sabes que nunca me has agradado.
Creo que tu personalidad es algo irritante, te la pasas por ahí molestando a todo aquel que pase por el camino.
Los demás se la pasan hablando de como no soportan tu compañía y yo solo me río porque de todos soy yo quien más sufre.

Ja, ja, Akaza dono ¿Por qué me dices estas cosas? Un gracias habría bastado pero preferiste recordarme que todo el mundo me odia, eres increíble -Habló Douma con el mismo sarcasmo que le caracterizaba. Aunque ahora mismo no se sabía sí lo decía en serio, su mirada era bastante perturbadora y logró intimidar al peli rosa.

Akaza: lo que quiero dec... ¡Shh!- interrumpió el mayor mientras colocaba su dedo índice en los labios del menor.

Si había algo que Akaza odiaba era que lo silenciaran pero esta vez no pudo quejarse porque en cuánto vio la mirada del mayor quedó en una especie de trance.

Douma tenía una mirada todavía más extraña e inexplicable, pero era exquisito observarla. Akaza había quedado fascinado y aunque trataba de esconderlo era algo inevitable pues él jamás se había detenido a mirar a Douma de una manera tan detallada.

Quizá eso se debía a que la mayor parte del tiempo Akaza le ignoraba o se marchaba a penas lo veía aparecer.
Pero ahora por primera vez lo había visto a los ojos por más de 2 segundos y sin duda había quedado hechizado.

Justo ahora es como si estuviera viendo un ser totalmente nuevo.

Douma enredó sus dedos en los pálidos cabellos de Akaza, al mismo tiempo que mantenía aquella mirada inexplicable pero hechizante

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Douma enredó sus dedos en los pálidos cabellos de Akaza, al mismo tiempo que mantenía aquella mirada inexplicable pero hechizante.

Y a pesar de eso nunca se detuvo, siguió avanzando con el peli rosa en sus brazos. Aunque ahora solo caminaba lentamente pues no tenían prisa de nada.
Los árboles eran tan grandes y frondosos que no daban ni el más mínimo espacio a la luz del sol.
Y aquel bosque era tan inmenso que nadie se adentraría tanto en él como ellos lo estaban haciendo.

Douma caminaba lentamente observando el rostro del peli rosa y lo acariciaba suavemente mientras que el menor solo podía quedarse quieto y gozar de aquel tacto. Aunque fuera demasiado orgulloso para admitirlo.

En ese momento Akaza se encontraba en una batalla interna. No quería caer ante Douma y menos de aquella manera, quería que su orgullo fuera más grande pero cada vez parecía debilitarse más.

¿Por Qué Te Escondes? | Akaza x Douma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora