Capítulo 7: María

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-La citación comienza en una hora, recomiendo que entremos a la sala.

-Sí...-Miré a mi madre, Annie y Niall que estaba en un coche tapado con la sombrilla, ya que estaba durmiendo. Era un día bastante fresco de primavera, cosas de la vida, ya que, hoy era un día bastante difícil para todos y no estaba acordé con el sentir tan oscuro que sentía en contraste del día soleado.- Iré enseguida abogado Smith.

El abogado puse por unos segundos su mano encima de mi hombro para luego tomar su maletín e ingresar a la sala, dejándonos un poco de privacidad.

-Hijo, no te preocupes, esperaremos en otro lugar, ellos no podrán ver a mi nieto. -Mi madre nos había acompañado al pedir el día en el trabajo, Eren venía en camino al terminar su turno de noche en el hospital y Annie estaba a cargo de Niall con la instrucción de permanecer lejos de la sala del juicio para evitar cualquier malentendido. Era algo más de sobreprotección, sinceramente, le había pedido que se quedaran en casa, pero no, no quisieron... Estas dos mujeres juntas daban miedo.

-Lo sé mamá. Eren estará en unos pocos minutos acá, solo, conténganlo en que no vaya a correr hasta acá para entrar a la fuerza a la sala. -Dije casi en tono de súplica, mi mejor amigo era demasiado impulsivo.

-No hay problema, cualquier intento, lo patearé. -Dijo Annie mirándome con una sonrisa.

Quedé mirando a Annie unos segundos, con el gran anhelo de poder abrazarla y seguir dándole las gracias por todo lo que estaba haciendo por mí.

-No lo patees, sabrá comportarse si solo le hablan. -Dije casi con gracia.

-Bien, yo mientras iré a la cafetería ¿Me permites querida? Así no sobro y pueden hablar tranquilos, solitos, los dos, jun-...

-Mamá, si entendimos -Dije al ver como recalcaba el tema de dejarnos solos.

Annie le entregó el coche a mi madre y ella solo nos dirigió un guiño y se fue riendo.

Todo tenía una razón.


- Flashback - 

La tenía en mis brazos, sobre mi cuerpo, sus piernas estaban a los lados de las mías, sus suaves manos estaban sosteniendo mi rostro para que no me escapara, sus labios suaves y cálidos acariciaban los míos entre un vaivén encantador. Su cabello nos cubría a los dos como cascadas claras y doradas, siempre la veía con el cabello tomado, siempre se arreglaba antes que yo pudiera verla en pijama o desalineada al despertar, por eso mi osadía de soltarle el cabello sabiendo que estábamos eliminando toda barrera entre ella y yo. Estábamos dejando atrás la cortesía, el complejo de "señor Arlert" y el creer que en nuestras mentes teníamos a otras personas, bueno... Tal vez ella si se estaba viendo con alguien y esto era un mero acto de "dejarse llevar", pero quería pensar que no.

Estuvimos así un par de minutos, sus manos dejaron mis mejillas para irse hasta mi cabello al tiempo que yo llevaba un de las mías hasta su nuca, hundiendo mis dedos en sus finas hebras rubias, mientras que la otra seguía abrazándola con posesión inevitable. No quería que se fuera, no quería que esta pequeña ilusión de fantasía se terminara.

Al faltarnos el aire nos fuimos separando poco a poco, nuestras miradas se encontraron en la tenue luz que iluminaba la habitación por la lámpara encendida.

Ahora venía lo complicado ¿Qué explicación le dábamos a esto?

-¿Estoy despedida? -Preguntó Annie mirándome fijamente con expectación.

No sabía que decirle, porque la verdad, no entendía su pregunta. Me esperaba de todo, menos esa pregunta.

-¿Por qué crees que estás despedida?

María [Aruani]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora