Rojo y verde: Drabbles de Navidad

Angst II: Ritual

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Angst

II

Ritual

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Adrien había creído falsamente que cuando creciera, el frío del invierno no lo tumbaría emocionalmente. Ya era un adulto, los adultos no tienen problemas emocionales, pensó. Sin imaginarse que aquellas pequeñas cosas que nos marcan, la llevamos con nosotros durante toda la vida.

No importa si ahora tenemos una vida más feliz que antaño, o si tenemos todo ese calor de hogar que siempre anhelábamos, siguen ahí, como una mochila pesada que nadie ve, pero que uno siente en la espalda.

Así que, cada primer día de nieve, Adrien miraba por los ventanales del departamento que compartía con Marinette, con la cabeza revuelta de pensamientos de todo tipo. Felices, tristes, alegres, esperanzadores y desoladores. Había de todo. Y de pronto, se perdía en ellos, se ahogaba en ellos sin que nadie pudiera hacer nada para ayudarlo, para liberar al pequeño Adrien de aquella tortura, ni siquiera ahora.

Marinette solo lo miraba suspirar, apretando sus labios, sabía perfectamente que Adrien cargaba con sus propios fantasmas, ella los tenía también, luchaba a diario por no dejar que su autoestima se viera afectada por ellos, pero Adrien dejaba que esos fantasmas lo rodearan, lo envolvieran en su temores e inseguridades, volvía a ver a su viejo amigo, al que conoció en la escuela, aquel que fingía ante todo el mundo con esa sonrisa que había aprendido de las pasarelas, ese que se quedó sin nada cuando la verdad sobre los villanos de París, frente a ellos.

Ella quería ayudarlo de alguna forma, sabía que era algo que solo Adrien podía hacer, así que, mientras esa lucha continuaba en la cabeza del rubio, ella armaría una especie de ritual a su alrededor, para tratar de demostrarle, de recordarle que ya no estaba entre las paredes de mármol de la mansión, que ahora estaba en un departamento lleno de luces, calor y amor, completamente para él.

Prendió las luces del árbol, preparó chocolate caliente y se acercó a su pareja, extendiéndole una taza.

—Marinette... —susurró.

Ella no le dijo nada, solo le sonrió y se acercó lo suficiente para apoyarse en su hombro y que él la abrazara para ver juntos como caía la nieve.

No importaba si no podía ayudarlo en su lucha interna, le bastaba conque el supiera que ella estaba ahí, para animarlo a superar lo que sea y lo haría como un ritual, el resto de sus vidas.

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El Rinconcito de la que escribe:

Bueno, he estado pensando en esto muy seriamente. La infancia nos marca muchísimo, y no importa si tenemos la mejor vida del mundo, la gente más cariñosa, la tranquilidad que siempre esperamos, siempre, siempre esa vocecita viene a romperte la estabilidad, te come todo lo que has logrado y necesitas un momento a sola para tratar de callarlas y volver a planearte en el presente. Porque el pasado es pasado, pero duele.

Perdón por eso jajaja he sentido que Adrien trataría la mayor parte del tiempo de seguir, de estar feliz con su nueva vida, pero al menos una vez, debería tener un bajón... que mejor que un día de nieve, donde el día es tan oscuro...

En Incienso que es la parte tres, estará la culminación de esta escena.

¡Nos leemos cuando la termine!

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¡¡Gracias a todos por leer!!

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Aquatic~

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10 de Diciembre 2021