Capítulo 3

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Capítulo 3: Una mente tormentosa

Hans miraba molestó a Kristoff quién parecía ignorarlo pero sabía que no lo hacía, era imposible que lo ignorara por mucho más tiempo.

No podía estar enojado por mucho tiempo.

¿Cierto?

—Es tu culpa —Insistió el castaño

—¿Es todo lo que dirás en tu defensa? —Preguntó Kristoff

—Pues si —Aseguro Hans

—Era el último trozo de carne —Reclamó Kristoff

—Pues ya me lo comí o comes verduras o no comes nada —Señaló con una sonrisa burlona el príncipe

Kristoff chasqueo la lengua un momento, no importaba que el príncipe estuviera viviendo sin pagar en su casa, éste igual osaba comer el último trozo de carne. ¡Y quería que se conformara con verduras!

—Debería enterrar tu pomposa cabeza en el hielo —Amenazó el rubio aún molestó

—No te atreverías —Se burló Hans— Menos con tu valioso hielo

—Haré que Sven tome tu lugar en el sofá —Añadió Kristoff

—No lo harías —Hans lo señaló con el tenedor— Esa bestia duerme contigo, yo no invito animales a mi espacio

—Todo es mi espacio, principito —Le recordó el rubio— Tu solo eres un invitado

—Vaya que buen anfitrión eres —Se burló Hans— Peleando por el último trozo de carne

—¡Era mi maldita carne!

Llevaban juntos casi un mes y Kristoff no podía recordar cómo era su vida antes de la llegada del castaño, de alguna forma se habían acostumbrado uno con el otro.

—Entonces... ¿Cuándo irás por más carne? —Preguntó Hans con una sonrisa burlona

—¿Y crees que eso será el fin de todo? —Kristoff gruñó

—Pues yo no puedo ir al Reino a comprar —Le recordó el castaño— Así que a ti te toca ir por la comida

—Me parece —Kristoff sonrió con burla— Pero a cambio tendrás que cocinar

—¡Yo no sé cocinar! —Reclamó Hans sonrojándose

—Pues aprenderás o tú comerás toda la porquería que hagas —Amenazó Kristoff levantándose de la mesa

Hans hizo una mueca que Kristoff ignoró mientras se abrigaba, y luego de llamar a Sven se alejaron dejando al castaño solo en aquel lugar. Hans miró las esposas en sus tobillos, casi podía sentir la tentación de intentar huir pero había aprendido que sería inútil, terminando peor de lo que estaba.

**

—¡Kristoff! —Llamó antes de correr y tirarse sobre el rubio quien la abrazó con suma delicadeza— Tanto tiempo sin verte

—Lo mismo digo —Bajando a la chica miro a todos lados curioso— ¿Estás sola?

—Olaf anda entre las flores —Indicó divertida— Que hay de ti ¿No debería estar cierto pomposo cerca tuyo?

Kristoff rasco su nuca, sabía que las hermanas se contaban todo pero algo le incomodaba de eso... quizás era el hecho que él y Hans no se estaban llevando tan mal como se esperaría.

—¿Pasa algo? —Insistió la menor

—No... —Volvió a rascar su nuca— Él quedó en la cabaña, no se le permite acercarse a la ciudad y nos quedamos sin comida

Cuidando al CondenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora