Capítulo #4: Neji

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Los días pasaban volando para cierto par de jóvenes: un chico rubio con marcas de bigotes y una peliazul de ojos blancos. Su amistad estaba creciendo cada día, entre paseos, caminatas matutinas, situaciones peculiares en la casa de ambos, en fin, muchas cosas estaban pasando en aquellos días y su vínculo crecía poco a poco, pero Naruto tenía un presentimiento de que algo malo iba a pasar. No sabía que era lo que pasaría, solo presentía que sucedería algo. Y, efectivamente, así fue...

El sol se alzaba entre una multitud de nubes grises y negras. Era un día notoriamente gris. Fue como si ese día hasta el cielo estuviese de luto, pues se cumplían 8 meses no solo del final de la Cuarta Gran Guerra Ninja, sino también de la muerte de un joven al que Naruto y Hinata conocían, uno de ellos mejor que el otro, pero aún así representó una gran pérdida para ambos. Naruto abrió los ojos para encontrarse con el cielo grisáceo, eran las 10 de la mañana, pero se sentía como si fuesen las 4 de la tarde. Se levantó de la cama y dejó a un lado la manta de Kurama con la que siempre solía dormir, luego la tendió a su propia manera. Caminó hacia la cocina en busca de comida, abrió el refrigerador y encontro queso, así que picó algunas partes del queso y las puso en un plato, luego buscó en la cocina algo que pudiese ser comido junto al queso, encontrado algunos panes, agarró algunos y se hizo su propio sandwich de pan y queso y comenzó a degustarlo. Minutos después de terminar su queso, volvió a ir al refrigerador y encontró un poco de leche antes calentada por Hinata. ¿Cómo él pudo adivinar eso? Pues en la botella de leche había una nota de ella. Esto era algo raro, ya que la joven Hyuga no solía comunicarse con notas, sino frente a frente. Extrañado por la actitud de Hinata, cogió la nota con su mano derecha y subió un poco la cabeza para observar el cuarto de la chica, pero no la vío en la entrada, como solía pasar en todas las mañanas, acostumbraban a desayunar juntos, pero esta vez el único que desayunó fue él. Se sentó en la mesa azulada en la que siempre solía degustar su comida para leer la dichosa nota. Decía lo siguiente:

''Naruto-kun, por favor, tómate este leche que he preparado con mucho esfuerzo y cariño para ti. Hoy no podré estar junto a ti debido a problemas personales. No intentes hablar conmigo, pues no estoy en condiciones de hacerlo, sé que siempre dices que debo confiar en ti para todo, pero esta vez no es necesario, Naruto-kun, espero y lo entiendas...''

''Hinata''

La firma lo decía todo, la escribió bien, pero había una lágrima sobre ella. Hinata no estaba muy bien que digamos y Naruto vió eso entre líneas

Naruto: ((No sé que puede ocurrirle a Hinata, pero aunque ella no quiera la ayudaré)) ((Sé que es algo personal, pero no puedo permitir que lidie sola con esto)) ((Necesita un amigo, alguien como yo))

Con una paciencia increíble, el rubio bebió de su leche calentada hace algunos minutos antes por su amiga y decidió tomar cartas en el asunto. De ninguna forma iba a dejar que Hinata lidiara en soledad con lo que sea que haya pasado.

Mientras se dirigía hacia la habitación de la chica escuchó un sollozo leve. Debido a como lo escuchaba sabía que ella estaba triste, así que se apresuró en caminar hacia su cuarto, a pasos lentos para no alarmarla. Cuanto más se acercaba los sollozos se hacían más fuerte, hasta convertirse en llantos, puros llantos. Pensó lo peor y fue lo más rápido que pudo, sin necesidad de correr a la habitación. Cuando llegó su cara se quedó perplejo por lo que sus ojos contemplaban. En la amplia cama de color rosado se veía a una Hinata triste, realmente triste. Estaba llorando a cántaros sobre su almohada adornada con el símbolo de los Hyuga. Sus manos tapaban su rostro, no quería que nadie la viese en ese estado, no importaba quién fuese. Su llantó termino enseguida que notó la presencia de Naruto. Quitó las manos de su cara y alzó la mirada lentamente hasta verlo por completo. Su tristeza se convirtió en confusión. ¿Por qué estaba él allí? Creyó haber dejado muy claro que no hablase con ella, pero allí estaba el chico. El chico del que ha estado enamorada más tiempo del que ha podido contar la había visto llorar.

Naruto Shippuden: Start AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora