• arcane characters x female reader •
!pedidos abiertos!
¡facts¡
-obviamente los personajes utilizados en este libro no son de mi pertenencia.
-capítulos largos.
-ni la portada ni las fotos utilizadas en capítulos son de mi propiedad.
-pedidos en co...
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︶꒦꒷ ♡ ꒷꒦︶
Vi y tu se conocían desde prácticamente siempre, toda la vida habían estado juntas, o mejor dicho, desde aquél día en el que sin quererlo llegaste a ella. Habías sido desterrada de tu ciudad natal, Piltover, por realizar un crimen que se había tratado como tal cuando en realidad no lo era. Pasaste noches y días enteros como vagabunda en las temerosas calles de Los Carriles, intentando esconderte de los peligros que constantemente te acechaban, buscando continuamente un lugar donde poder quedarte; sobreviviendo, en fin. Entonces, una tarde cualquiera de esas en las que te escabullías por hasta los rincones más recónditos de los suburbios en busca de algo de comer, diste accidentalmente con la guarida de Violet y su familia, ese lugar en el que solían divertirse cuando eran jóvenes. Allí fue donde, más tarde, la joven de cabello rosa te encontró y decidió, en un hilo de bondad, ayudarte.
Esa fue la primera vez que pudiste apreciar sus ojos, marinos y brillantes, vivaces y fieros, nunca lo olvidarías.
Desde ese momento en adelante jamás volvieron a separarse, y es que habían prometido no hacerlo. Aún recordabas ese día con especial cariño: ambas sentadas sobre las sábanas de la cama desecha de la pelirosa, apreciando los garabatos que habían hecho en esa parte del techo, riéndose de tonterías, cuando entonces ambas se miraron, con todo y la corta distancia entre sus rostros, y Violet murmuró, "no quiero dejarte...nunca...". Tus ojos se abrieron con sorpresa entonces, y le regalaste una pequeña y reconfortante sonrisa, "no lo harás, jamás me iré de tu lado, lo prometo." contestaste. La pelirosa imitó tu gesto cuando alzaste el meñique en señal de querer "sellar" aquella promesa. Ella obviamente aceptó. Ambas rieron suavemente, se sentían como unas niñas.
Tras todo aquello lo único que recuerdas es una vaga imagen de ustedes dos durmiendo en la misma posición en la que se habían quedado: juntando sus frentes, tomándose las manos.
A pesar de todo lo ocurrido en los últimos años, permaneciste a su lado, ambas lo hicieron, pero Vi comenzó a percibir en ella algo que al principio no supo procesar muy bien. Efectivamente, con el pasar de los años su cariño por ti fue creciendo cada vez más, cada día le gustabas un poco más, pero aparentemente eras demasiado ciega (o estabas demasiado ocupado) como para notarlo.
Esa noche ambas se encontraban en tu habitación: la pelirosa sentada sobre tu escritorio, y tu de pie entre sus piernas curándole algunas de las heridas que tenía sobre la cara y cuerpo.
Apoyaste un algodón sobre uno de los golpes que tenía en el labio y ante el primer toque ella echó un quejido.
-No te quejes, Violet, te metiste en una pelea que no habría sido necesaria de no ser porque te dejaste picar por esos tipos.
La susodicha suspiró intentando reprimir esa extraña sensación que le revolvía el estómago; que la llamaras por su nombre completo la volvía completamente loca, y en sumatoria a tu postura y la cercanía entre ambas no podía evitar los escalofríos que le recorrían de principio a fin la espina dorsal.
