another life | Jinx

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H

abían pasado menos de dos días desde la muerte de Silco, y la pequeña Jinx estaba devastada.

Dejarla a la intemperie, a solas con sus pensamientos, nunca fue la mejor idea. Su viejo taller se apreciaba silencioso, tanto así que el mínimo ruido podría causar el más grande eco, algo de suma extrañeza en la peliazul.

Solo fuiste capaz de dejarla por una o dos horas, te aterraba que algo pudiera pasarle, que pudieran hacerle algo. No era que la creyras incapaz ni mucho menos, pero con la mente ahora más desordenada que nunca no era la mejor idea abandonarla a su suerte, incluso si era por cinco minutos.

Era una bomba de tiempo que no tardaría en explotar, así que no podías tomarlo con calma.

Apenas regresaste del asentamiento de los Firelights buscaste con rapidez a Jinx, quien permanecía en la misma posición en la que la habías dejado: sentada, silenciosa, ojos clavados en su tablero de trabajo y en unos cuantos tornillos y tuercas. Sonreiste al encontrarla allí, sabiendo que estaría sana y salva.

Te acercaste lentamente para no asustarla y posaste tus manos con suavidad sobre sus hombros, ofreciéndole una pequeña muestra de cariño. Ella apenas se volteó lo suficiente como para observarte de soslayo con su ojo ahora teñido en rosa "brillo". Su mirada era vacía, sin expresión alguna, era la nada, pero el todo a la vez. Era como si se hubiese cansado de demostrar todo el revoltijo de sentimientos que tenía adentro con esa personalidad chiclosa y aniñada, siendo que, a pesar de parecer esta faceta un simple cascarón vacío, no era más que la muestra de todo el agotamiento que al final del día obtenía como producto de sus actos.

Echaste un suspiro ahogado y tomaste asiento a su lado. Aún reinaba el silencio entre las amplias paredes frías del taller.
Dejaste caer lentamente tu mano sobre la suya, temiendo no ser correspondida por ella, pero esa idea se alejó cuando su mano se entrelazó tiernamente con la tuya.

-¿cómo estás?- inquiriste tontamente con intenciones de cortar el silencio.

-¿cómo se puede estar?- repreguntó Jinx.
Asentíste, dándole la razón, y bajaste la mirada al tablero al igual que ella.

-(n)...- llamó la menor. Al instante volviste a posar tus ojos en su figura, poniéndole toda tu atención. -no quiero verte más, ya no quiero que me busques. -su agarre se apretó y tus ojos se abrieron con sorpresa, ¿qué rayos estaba diciendo?
Hacía casi dos años ya desde la vez que se conocieron y tus sentidos no podían procesar lo que estaba pasando.

-Ya sabes cómo es esto. Parece que todo lo que toco perece, todas las plantas de mí jardín están muertas y yo soy el veneno. Y no quiero matarte a ti tambien...

Los ojos comenzaban a lagrimearte sin que siquiera te hubieras percatado.

Entonces reuniste toda la fuerza que el alma te permitió y te paraste de tu asiento para quedar más frente a ella, aunque sus ojos seguían clavados sobre la mesa.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2022 ⏰

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