• arcane characters x female reader •
!pedidos abiertos!
¡facts¡
-obviamente los personajes utilizados en este libro no son de mi pertenencia.
-capítulos largos.
-ni la portada ni las fotos utilizadas en capítulos son de mi propiedad.
-pedidos en co...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡smut alert¡ ︶꒦꒷ ♡ ꒷꒦︶
Desde que habías entrado a trabajar para Silco por recomendación de otro de sus empleados aquella revoltosa muchachita peliazul no pudo quitarte los ojos de encima. Había algo en ti que simplemente la atraía como un imán al metal, aunque nunca pudiste descubrir el qué, pues a tus ojos no eras más que una cualquiera del distrito suburbano.
Sin embargo su comportamiento te parecía especialmente irritante: al principio no soportabas su faceta aniñada, pero más insoportable aun se te hacía el hecho de que la menor quisiera estar en constante contacto contigo, rogándole a Silco que la enviara contigo a tus misiones, buscando la manera de escabullirse en tu cuarto hasta por las madrugadas, insistiendo con que la acompañes a dar paseos por ahí. Pero, a duras penas, todo capricho que la chica quisiera cumplir se hacía; era prácticamente la "hija" de tu jefe, y sabías que a la primera que le hicieras algo malo estarías acabada.
A pesar de ello, durante los momentos "de lucidez", como solías llamarle, de la chica se tornaba agradable su compañía; podían simplemente sentarse a charlar y mantener una conversación medianamente interesante al menos para ti. Fue esa la manera en la que ambas lograron saber un poco más de la otra, de sus pasados. Gracias a ello pudiste darte el lujo de comprender más a fondo a Jinx, y el por qué de su tan grande empeño en pasar tiempo contigo. Al principio dedujiste que quizás, al ser la única de más o menos su mismo rango de edad, ella buscaría en ti aquella hermana que perdió, aunque con el paso del tiempo fue más que eso.
Tras tu llegada los meses se hicieron años con bastante rapidez, y a su vez la relación que había entre ambas se acrecentó y volvió más estrecha, aprendiste a quererla y aceptarla a pesar de que en ocasiones te pareciera ciertamente molesta, así como ella también entendió tu forma de ser y comenzó a respetar tus tiempos y tu espacio (aunque costara incluso más de lo que esperabas).
Aunque, después de todo ese tiempo transcurrido, nunca te habías dado la oportunidad de ver más allá de la "amistad" que tenían, cosa que había empezado a deformarse y transformarse hacía ya mucho. Mientras que la menor comenzaba a sentir cierto tipo de cosas con respecto a ti que nunca antes había podido experimentar, tu solo lo dejabas pasar sin ponerte a pensar en qué realmente estaba pasando. Lo ignoraste, sin querer indagar demasiado en ello.
Aquella noche se cumplían ya tres años de tu llegada, y la peliazul, que tenía esa fecha anotada en un calendario como si fuese algún tipo de aniversario, fue la encargada de recordártelo, por supuesto.
Eran aproximadamente las dos de la mañana cuando sentiste el casi inaudible rechinar de la puerta vieja de tu cuarto. No te hizo falta siquiera mirar de reojo para darte cuenta de quién se trataba.
Tras unos segundos en los que el silencio volvió a inundar la habitación sentiste unas manos pequeñas tomarte por los hombros.
-¡Sorpresa! -anunció la reconocida voz de la peliazul cerca de tu oído haciéndote dar un respingo en tu lugar; aunque sabías que se encontraba cerca no estabas segura de cuánto tardaría en atacar.
